Viejo decadente, sin sabor. Con tantas historias en la piel como vacío en su interior…morralla de mil lamentos, orador por condición, imbecil de dedos fríos y ardiente corazón. Vacilante ante la vida, esperando solo el perdón de aquellos que te lloran, que te imploran día a día que te le alejes de su calor.
Payaso de mil colores sin una sola flor, desnudo el cuerpo, mustios los labios, no ofreces al mundo ni risas, ni alegrías…plañidero incansable que destrozas vidas, habitando en los corazones y rompiendo en trozos chicos cualquier atisbo de esperanza que pueda ofrecer la vida.
Fantasma de alma impío, que entras sin avisar y lo pones todo patas arriba, dejando secuelas purulentas a cada paso que das… con la boca bien abierta desgarras los vómitos en un sonoro eco al presentarte ante el incauto que sin conocerte piensa que se está muriendo de espanto.
Dolor es tu nombre, infame embustero que reclamas por derecho las lagrimas del universo no ofreciendo más que tiempo para pagar el tributo a esos ojos macilentos.
Necesario misántropo, lento son tus pasos, sanando con esmero las amarguras abiertas, borrando cualquier llaga que pueda quedar rezagada en los abismos de las entrañas...
Manto que cubre el cielo cuando los ojos desgarrados miran al infinito buscando un poco de alivio en una vulgar deprecación que no llega a ningún sitio, no hay santos ni dioses que escuchen a los afligidos.
Eres tu el que va abrazando los sentidos, mostrando sosiego en el reloj de arena que llevamos impreso desde que nacemos hasta que morimos, el que va marcando el ritmo y hace sonreír a esos corazones podridos por el sacrificio.
El hombre ha inventado mil medicamentos para curar el cuerpo, pero ni uno solo para apaciguar el alma…para eso, solo estás tu, bendito tiempo que todo lo sanas donando con tu gesto el perdón de lo santamente impuesto.
Tienes el gesto fresco y radiante de los niños, asomando tu cara guapa por todas las ranuras de las puertas del raciocinio.
Eres del color más bonito, quien te sabe ver está en paz con el equilibrio. Eres la calma mas temprana, el verde escarcha, el sol dando brincos y la estrella clara. Capaz de hacer olvidar el agravio, el vomito, la muerte y la locura producidos por esta vida que poco ofrece aparte de algún rato de alivio
Contigo no hay demoras, cuando se te acepta por divino, nada puede contra esa fuerza que da el poder del olvido…el óbito de un ser querido, la guerra con Dios por haberse ido…el corazón hecho papilla del enamorado, la niña que lame desconsuelo, la madre que mece en sus brazos el famélico cuerpo de sus vástagos, el beso que nunca llegó o un te amo añorado que se perdió en los brazos de un pasado.
Perdón por haberte escupido tantas veces como veces tiene el dolor y el llanto, por tantas penalidades como pagos demorados…Perdón es el paso del no recuerdo con la pena de la mano…es la mirada limpia, el corazón allanado, es la paz del ser humano cuando ha pasado por tantos llantos.
Perdón es tu nombre y en el me hallo.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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