martes, 25 de noviembre de 2014

DINAN...




Pongo tierra de por medio sin esperar milagros. Me llevo las alforjas llenas de recuerdos y, un agujero en el pecho por donde se escapan cien mariposas negras…
Un trago de bourbon
Un día perfecto
Jon Hassell
Un rojo descarado
Una señal de tráfico
Unas gotas de perfume
Un guiño
Cinco sonrisas
Un sombrío amanecer…
Hoy vida, de nuevo te enfrento y destaco de entre todas tus virtudes la única que me compone: tu infinito don de la oportunidad.
Suena el corazón de una trompeta en las esperas del aeropuerto que me habla de olvido, de tiempos caducos…de ruidos. De tantos ruidos…
Tu voz…
Un armario
La puerta que se cierra
Cincuenta cartas
Un as de oros
La ventana rota
Unos cristales en el suelo…
Tres aspirinas
Un manchado deseo.
Fluyo por las angostas notas hasta convertirme en la misma música y, floto entre millones de historias que se agolpan en la terminal. Cuando llegue, nadie reconocerá mi cara pero sabré definitivamente reconocerla yo. Un reflejo de bonanza vuelve a mis sienes y entran a patadas un do mayor y un fa que araña…
Un gato
Un pasaporte
Un futuro
Una playa
Un idioma nuevo
Diez rosas blancas
Coca-cola con limón
Una terraza
Una paz que abraza…
Yo.



*Rocío Pérez Crespo*







miércoles, 19 de noviembre de 2014

TIEMPO DE CERA…





Quiebra la mirada el horizonte y, entre los árboles que apuntan a mi cielo, escucho la voz del caminante que va dejando su eco en mi recato.
No son tus pasos, ni la beldad de tu palabra, es más bien la tierra amiga la que me da el olor de las diamelas cuando se abren frescas en la alborada.
Y tú, que eres la fuente, la dúctil asociación entre el ingenio y la esperanza, me brindas la sibilina búsqueda de los anhelos que cubren tu almohada.
Encontraré opulencia en los rizos que dibujan las nubes y anularé el oprobio de lo incierto que da el abrojo. Y en el escollo de las últimas aguas negras, abriré un lago con los ojos de la conciencia. Y allí, escondida entre el jaral y viento eterno, hallaré dormida la esencia que untará tu cuerpo con el dominio de mis manos, y la suavidad permanente de un solo beso.


*Rocío Pérez Crespo*



martes, 4 de noviembre de 2014

MARIPOSAS VERDES...




Háblame del amor –me dice entre dientes- Oculta una sonrisa y entorna los ojos.
Los mil años de soledad se dulcifican y un camino se dibuja al fondo. Pasos de guerrero, va buscando entre los recuerdos las mariposas verdes que un día bailaron entre sus manos.
Háblame del amor –me dice entre dientes- fija los ojos en las hojas secas del otoño, en la resina que escupe el tronco, en los cantos desquiciados de las raíces y, después de un rato, esa mirada se posa en mi rostro…
Háblame del amor –me dice entre dientes.

Estoy tan vacía que no me sale ni una sola palabra. No formo, no hilvano, no imagino… no siento. A no ser  el frío congelando las vértebras.
Así, en esas circunstancias tan adversas, la vida solo late a ratos en estas venas obtusas. La memoria acoge solo aquello que hace daño, o más bien diría, que lo que me hace daño es aquello que no  comprendo. Y,  desdeña, de manera casi bochornosa, lo que me hace sonreír o, por lo menos, me  oferta esa especie de paz donde me siento como pez en el agua. Ni calvo ni con dos pelucas. Termino medio y aceptable.
 Debe de ser que la capacidad de intentar aportar luz a esta oscuridad absoluta, es más fuerte que mandarlo todo a la mierda sin importarme nada ni nadie.
Que a una la truequen por un juego de estrategia a plano de calle;  sin más explicaciones que un: es complicado “Anita”.  Te deja como poco fuera de lugar.
No tengo palabras para hablar del amor, ni tan siquiera me queda el residuo de esa sensación.
Amor, amor, amor….¿qué coño es el amor?
Estoy cansada de inventar, de ejercer como primera persona en un sueño que no deja de ser eso, un maldito sueño.
¿Sabes?
Todos cerramos los ojos, y en las noches más negras inventamos historias de amor. De ese amor de fantasía donde todas tus expectativas y carencias, quedan compensadas. Colmadas. Manos que dibujan tu cuerpo, sentimientos que callan la boca con besos de miel, donde te enamoras de la curva más bella del  mundo. Saber que eres amada, amado,  que estás, que está. Que somos, que es, que soy.
Tu nombre, su nombre…un nombre.
Pero llega la madrugada y todo se disipa. La realidad arranca las ganas dejando el corazón hecho papilla y, las sensaciones al borde del colapso. Y entonces todo se llena de mala sangre. La cabeza va por libre, ajena por completo a la sensación de plenitud que has sentido mientras los ojos han permanecido cerrados. Y entonces, el deseo es de muerte. Piensas y piensas: ojala se parta la cabeza contra un pilón el tío payaso y, se coma su juego con patatas podridas. Todo lo que sea para desechar de ti el dolor.
No…
Háblame del amor, me dices…y no soy capaz de formar una historia para ti. Ya no. Para hacer lo que me pides tengo que tener las mariposas verdes bailando en mis manos y mira, están vacías.  Pero si puedo hacer por ti una cosa, la última.
Me mira y siento que una libélula vuela por sus ojos. El otoño, naranja y rojo se ha concentrado en sus mejillas. Las hojas dispersas por el suelo se han concentrado encima de la mesa.  El guerrero, más fiero que nunca remonta. Vuelve a sonreír, esta vez sin melancolía. Asiente dando paso a mi ofrecimiento.
Quiero que me hables del amor –le digo entre dientes.


*Rocío Pérez Crespo*