jueves, 18 de septiembre de 2014

MIOS...




Sigo los pasos que me marcaron
aquellos que besaron mi alma sin apenas darme cuenta.
Creí que en sus pieles anidaba la inmortalidad, como la
inmortalidad vive en el tiempo.
Hoy, con el último cigarrillo que me sabe a veneno
solo me queda la mirada anclada en el recuerdo desde
el cual, rescato los ojos puros, las palabras justas y,
una postal en sepia con mi nombre en el reverso.
Las venas golpeando y, a la par, el camino blanco que se abre
paso a paso en mi conciencia con los olores gratos
de la infancia que todavía permanecen vivos pegados al pecho.


*Rocío Pérez Crespo*