Empecé queriéndote…
En aquellas noches de nubes y boleros, donde las hadas y los duendes bailaban a ras de cielo…las alas desplegaron en un vuelo sin retorno tornándose de color oro lo que antes era ceniciento. Aquellos primeros besos, dados de lejos y con miedos, con aquel sabor dulce que encierra el encuentro. Mis dedos tocaban el firmamento y solo tu mirada era capaz de hacer que el mundo girara en una danza sincronizada con un rumbo concreto…alcanzar mi cuerpo.
Aprendí a quererte…
Caminando a tu lado, empezando a conocerte…siendo sombras y luces en los contrastes escarchados que ofreces. Escarpadas montañas de difícil acceso, torrentes de aguas tibias en los sutiles momentos…plegaria de mil oradores sobre tu lecho en tantas ocasiones como pensamientos tengo. Lágrimas que fueron derramadas haciendo veredas de sentimientos, raíces que empezaron a crecer lejanas a hechizos y encantamientos…Ya no había hadas, y los duendes dejaron su bosque para transformase en realidades tempranas…eras dueño de mi alma.
Ahora te quiero por lo que eres…
Mi cielo…espacio abierto de mis mañanas. Campeador infatigable en la lucha, galán de mil caras sin varitas mágicas, con palomas en tus ojos que son el reflejo de tu alma. Pensador de confines lejanos que paseas por vertientes de abismos humanos dando la razones justa en tu humilde y sencillo callado, manos fuertes que me aferran a tu vientre y a tus lazos, despertar de mis sentidos, dormitar de mis latidos…insuperable manto que me cierne y me da abrigo (aunque tenga ganas de matarte muchas veces)…eres mi vida y mi destino….mi compañero, mi amante… mi amigo.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
No hay comentarios:
Publicar un comentario