jueves, 6 de marzo de 2014

EL MINUTO QUE PERDÍ...





Para Marisa.


Para qué rescatas mi alma de la herrumbre y el desasosiego. Para qué tantas palabras, para qué tanto esfuerzo.
Déjame guardada como el vestido de novia o, el último pétalo de la blanca rosa que adornó mi pecho; entre papel de seda y un grato recuerdo. No alteres el paso del tiempo, ni le des cuerda al reloj que se quedó parado en el minuto cero.
No cambies nada, que reine el silencio…
Que la sonrisa permanezca yerta, que los ojos no adviertan el pecado. Que todo sea inútil como un poema inacabado.
No rescates mi alma de aquella primavera abolida por el atronador rayo, que penetró en la tierra, y quemó la raíz que abastecía de vida mis venas y tu conciencia.
No hay cerezos, amor, no queda trigo dorado,  ni atardeceres templados cristalizando el sueño.
Déjame descansar entre tu abandono y mi olvido… Y así, abonico, encuentre el camino de vuelta a mi pasado.



*Rocío Pérez Crespo*