Los pájaros perdidos del ayer,
aquellos que huyeron sin sentido,
absorbidos por las brumas,
aparecen por el flanco de la
nube,
que le da techo a la casa de las
sombras.
Veo la bandada llegar,
desde la ventana del olvido.
Plumas amarillas brillan en la
nada
La nada…
Desde la cabeza a los pies
me siento como una elipse,
con dos vectores que salen de mi
ombligo,
soy materia, pura y vulgar
materia.
Mi voz se despliega en el aire
y de mis entrañas brota con rabia
la palabra que se desgrana en mi
boca
como la ceniza del cigarro que
llevo
consumiendo media vida.
¿Por qué habéis venido?
Todo está oscuro, mis ojos
están acostumbrados a este vacío,
no quiero dañarlos
con las falacias de vuestros
colores,
ni con los augures de vuestros
picos.
Dejadme en paz, no merezco ser
esclava
de un verbo que hace eones quedó
consumido,
ni tampoco ser diosa de la manta
opaca que
me envuelve.
Quiero seguir entre las sombras
de las mentes claras que gritan y
escupen,
letras que no llevan a ninguna
parte.
Volved por donde habéis venido
llevar a otra los dones; que en la patria
donde habito, ni se precisan, si
hacen reglones.
Vosotros, pájaros perdidos del
ayer
que con vuestra música me
llevasteis
al mundo templado de los sueños
y, después
me abandonasteis a mi suerte,
cuando
las lágrimas salieron como el
salitre
putrefacto de debajo de la arena,
no
sois más que meros caprichos
de aquellos huérfanos de
pensamiento,
parias envueltos en etiquetas
desmedidas,
que valoran su henchido ego
con las plumas sobrantes de
vuestros nidos;
sosteniendo entre las ramas de un
árbol seco
los pasados, los presentes y los futuros
insipidos….
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*