Estorbos que vamos dejando en los rincones del ayer, en un trastero colmado de recuerdos con sabor a hiel, más sabiendo que molestan, asaltando un lugar, somos incapaces de tirarlos por si los pudiésemos aprovechar. A fin de cuentas, de eso estamos formados, de pasados que van marcado un camino para andarlo. Evitando un destino… nos damos de frente con el mismo, haciendo apología de un pretérito que no es más que lo llevamos cargado.
Los hombros pesan como mil demonios, más seguimos andando. Sin soltar lastre vamos avanzando para llegar a no se donde, una día de no se cuando y seguir preguntándonos el porqué de tanto trasto acumulado.
Será, que no estamos diseñados para olvidar los agravios, o que somos tan estúpidos de no tirar lo usado…lo llamamos experiencias pero no aprendemos nada, si te clavan una espada duele igual que la primera daga, lo antaño no cubre la espalda, ni hay escudos para evitar la llaga…la cicatriz sangra con la misma furia, el mismo espanto y dolor que la primaria… por lo tanto, ¿Por qué tanto peso si no pesamos nada?
Somos moléculas empeñadas en sufrir por sufrir para no aportar más que rabia, se nos olvida el amor y amar con esperanza...de eso tenemos las despensas siempre en rebajas y es que su peso es más ligero o le damos menos importancia, un beso siempre vale menos que un desprecio…olvidamos antes los momentos bellos que las lágrimas vertidas en los desaciertos.
Y así, pasito a pasito nos vamos haciendo pequeños, encontrando solo un poco de alivio cuando cerramos los ojos y nos transportamos al lindo mundo de los sueños, por esos recovecos renacemos siendo flor temprana, tan liviana como un viento sereno…ya no pesa la carga, hasta el amanecer tendremos calma, después seremos de nuevo mula pesada…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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