martes, 27 de octubre de 2015

CUANDO EL TIEMPO…



Me habla fausto e impío, su eco lacerante choca contra la pétrea austeridad  de mis sentidos, desenterrando la rosa blanca que lleva lo indómito de su aroma.
Como una pavesa que muere en ceniza, me elevo llena de vida y caigo al suelo como una mancha gris pronunciando su nombre con la devoción de una fe inquebrantable.
Lo llevo tatuado en el alma con la vanidad del dominio de saberlo mío, sin ornato, así, a lo vivo a lo espontáneo… Pero me mata cada día un segundo, vapuleando sin piedad el sentimiento más limpio que queda en este fútil minuto, donde mi amor por él,  sigue jurado y vivo.


*Rocío Pérez Crespo*


domingo, 4 de octubre de 2015