Llora lo que tu alma siente, escupe el desprecio que te hacen y te hiere, déjalo salir como mil puñales, vacía tu corazón… deja hueco para lo que viene.
Arroja fuera como trozos de carne podrida lo que huele, llena de fragancias de romero lo poco que palpita dentro y siente como medra, igual que la hiedra fresca.
Crece en tu pequeñez y hazte fuerte… que nadie pueda contigo, ni el desencanto, ni el desamor, ni el agravio de un silencio perenne.
No esperes nunca un te quiero de quien no lo siente, pues la sinceridad siempre resplandece con la rabia de mil serpientes… y quema y, abrasa y, envenena y mata, dejándote vencida y dañada.
Aniquila todo aquello que espanta, que quien de rencor se nutre de odio prevalece, mordiendo las manos que ofrecen, partiendo en dos bondades y penitentes… sin mirar más allá de su ombligo, de sus verdades crecientes.
¿Has terminado ya la plañidera?
Pues tira el puto pañuelo y hazte un clavel con su tiranía… que hombres hay mas que garbanzos en una cocina…quien no merece ser amado, ni ganas, ni heroínas… que la vida es muy corta para andarse con tanta tontería…ponte guapa, mira al frente y toma todas las opiniones de arriba y de una buena vez marca el paso de la santa osadía.
Baila, ríe, disfruta…se tu misma, que nadie corte jamás tu sonrisa.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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