martes, 4 de diciembre de 2018

BRUJA...


Leo sus ojos oscuros y palpo una huella en su pecho, entre las yemas de los dedos
se pierden  las mil historias en un segundo de vida. Ni dulce ni amargo, solo él, entre el abismo y el más claro horizonte. 
Debajo de un recuerdo encuentra las notas de una guitarra y su boca entona las palabras que tanto anhelo.  Siendo en ti y contigo, me veo bailando un canto de acordes que me hace mujer y me clava en el suelo, la mirada se pierde y el gusto languidece para hallar en una sola estrofa todo lo pedido. Más, todo lo dado, es sin lugar a dudas un sueño loco que alguna vez hice mío y que ahora es mío…  Así, muy despacio, aprendo las líneas de su mano; vibro al sentir como por las costuras de su alma resuena una vieja canción de Silvio Rodríguez que golpea como un badajo las alas ocultas de un ángel dormido, tan tierna como la mano que sostengo, tan robusta como la que me protege del auxilio. 
Se aprieta el lazo y en mi corazón, una flor empieza a lucir su viso.



*Rocío Pèrez Crespo*

domingo, 3 de junio de 2018

LA MISMA LUZ...




Ya ves...
Igual es solo una excusa para hablar contigo  o, quizá,  es que este cielo gris que rompe la armonía  me trae  el recuerdo de una mañana lejana donde tus ojos y mi risa se fundían sin reparos en las costuras de mi falda. Llovía, igual que hoy.
Escuchar tu voz, aferrarme a las palabras después de tanto tiempo, me lleva de nuevo a sentir la piel caliente que me abrazaba, las manos juguetonas que desabrochaban la blusa y buscaban sin recatos las rosas blancas que guardaba. Y tus labios… ¡Ay tus labios! recreándose en mi cuello, tan chispeantes y vivos, obraron la formula para que los besos  encendieran los abismos. Así, con los cuerpos desnudos, empapados como los cristales que nos protegían, se fueron abriendo los pétalos que cayeron en la alfombra abonados por esa tarde de lluvia  donde las brisas envolvieron los anhelos. Y tú, en la lontananza hermano… tan soñado, tan humano, giras el carrusel de los colores y dejas al gris oculto y muy muerto.
Ya ves…
Después de media vida, de otras lluvias, de otros cuerpos, igual es solo eso, una justificación oportuna para recuperar a duras penas un hermoso recuerdo…

*Rocío Pérez Crespo*


sábado, 26 de mayo de 2018

REALIDAD...





A veces me gusta olvidar la realidad y meterme de lleno en los sueños ¿cómo lo hago?..facil, sencillamente me pongo cómoda y veo películas antiguas. Unas más antiguas que otras... sin embargo,no sé por qué, conociendo su temática y  los diálogos, cuando termina siento una tristeza infinita y, hala...de nuevo a la realidad.

Os dejo esta música de la cabecera de aquella película de finales de los 80, tienes un E-mail, con ella os deseo para todos y  para mi un estupendo y feliz fin de semana.






sábado, 12 de mayo de 2018

DIAMELAS...


Atrapa el alma tu nombre y, esos ojos,  el estado sublime del anhelo…
Me adentro en mis  primaveras, ajenas todas ellas, al otoño que se dibuja fielmente en cada paso y en cada firmeza. No seré la cuna de tus propósitos, pero sí, la leal compañera de tus colores. Que allá donde sean depositados crearán el entorno necesario para un canto de amores.
Suave y sutil sentimiento, que desde la punta de tus dedos, arde en deseos de ser plasmada en los rebordes de los sueños, para hacerse más grande y más profunda, con cada golpe de viento.



*Rocío Pérez Crespo*

BONITA...





Para todos, para mi...Feliz fin de semana.

jueves, 3 de mayo de 2018

HOLA A TODOS...

Bueno, me dicen en un correo privado que por qué escribo siempre a la carencia de amor, a la desolación, a la inconformidad; cuando tengo un punto para la sátira importante o, por qué no escribo un poco al amor.
Os diré lo mismo que le he dicho a esa persona que tan amablemente se ha puesto en contacto conmigo.
No sé por qué me siento cómoda escribiendo al desamor. Supongo que es un campo muy amplio donde me sé desarrollar bien. De hecho, creo, que son sentimientos que todos hemos abrazado en algún momento. El amor también, sin embargo, hay cientos de escribientes dedicados a plasmar amor. 
Aun con todo, prometo aunque solo sea de vez en cuando, quitarme  el pudor de encima y hacer alguna tarea a ese bonito, cálido, emotivo y fascinante sentimiento.

Tenedme paciencia.
Saludos cordiales a los amigos de estos Silencios.

*Rocío Pérez Crespo*

miércoles, 2 de mayo de 2018

QUIERO SER UN HOMBREEEEEEE....


Confesiones de un invierno jodido.
Va por vosotras, chicas.

Ojos como melones, la nariz como una sandia, parezco una huerta en garantía. Un dolor en el pecho que me clava a la silla y los ojos llorando como si fuera una letanía. La cabeza me da vueltas y no centro las expectativas, me arrugo como una pasa y cuando llega la descarga, noto una sensación extraña… me acabo de mear en las bragas.
Arrastro mi organismo por el pasillo, llamo al médico escandalizada y el tío me suelta entre risas que de esta no me muero que solo es una mala gripa.
Que si siento que la vejiga va por libre, me compre Indasec en la farmacia, que a ciertas edades y paridas, es lógico que en un estornudo te pongas perdida.
Yo con cara de flipada retrocedo lo andado y acabo en la ducha, donde sin previo aviso me llega otra de las mías, menos mal que corre el agua y esta vez tengo salida.
Me visto como puedo y voy a por el encargo, que el buen doctor entre risas, me ha recetado.
Espero que me despache una mujer entendida, que de hombres con caras de guasa ya estoy un poco hartita…
A todo esto mientras hago cola y espero rezando todo lo que puedo para que no venga otro evento, entra María, con los ojos y la nariz igualita que la  mía.
- ¿Tu también tienes la gripe?
- Si, hija… pero vengo a por otra cosa porque como siga así me asilan. Me estoy haciendo vieja y creo que tengo perdidas de orina.
- ¿Tu también te meas encima?
- Me acaba de decir el medico que es colateral al estado en que me encuentro, eso sí, espero que tenga razón, porque como no la tenga me veo con pañales de algodón.
Y diciendo esta frase noto un picor en la nariz… ¡ay, la leche que llega otro y yo aquí!
Cierro las piernas de golpe como si me fueran a violar, me agarro a una estantería para forzar más y ahí que llega el estornudo y siento en mi pelvis todos los músculos actuar… me quedo quieta a ver que pasa y esta vez lo he conseguido, estoy seca, sin mancha.
Cuando levanto la cabeza todos me miran sin igual, entre sonrisas de sorna. Un señor muy amable me dice: Jesús la amparé y le doy las gracias con una mueca agradable.
Me acerco al mostrador y pido sin pudor….
- Déme Indasec y una barrita de mentol.
La mujer (porque es mujer) me mira y sin juicios me pone delante un paquete rosa pastel, donde una chica sonriente dice que además de suave y segura, ni huele, ni hace rozaduras…
¡La madre que me parió que vida más chunga! No tengo suficiente con mantener el consciente que encima me tengo que encargar de no mojarme hasta el alma en cada descarga.
En fin, que cojo mi compra, me despido de María, que por cierto ha comprado lo mismo que yo, y hago los quinientos metros lisos con un ahogo incipiente porque mis pulmones están calientes de mocos y bacilos impertinentes; pero prefiero morir de asfixia y con dignidad que no mojada y con las piernas cerradas en plena calle central.
Llego a casa. Dejo la compra y salgo zumbando a por una aspirina, me duelen hasta la cejas, eso sin contar que tengo la boca sin saliva a causa de la corrida. Me tiran los labios, no me siento las piernas y para colmo de males tengo que hacer la cena…los ojos siguen llorando, la nariz gotea, el pecho me estalla, las manos me tiemblan, no tengo gusto ni olfato y me tengo que inventar la ingesta. Mis hijas claman la comida, la tele está puesta, necesito paz y silencio y no tengo reservas…pero lo peor de todo es que me siento pequeña, desamparada, sola y fea. Esto de ser mujer tiene poca gracia y menos recompensa… para la próxima me pido ser hombre, que además de no mearse encima, se ahorran la depilación, la cocina, limpiar la casa y poner la mesa.



*Rocío Pérez Crespo*

jueves, 5 de abril de 2018

GRACIA...



Mis manos están abiertas como las alas de una mariposa,  entrelazo los dedos y simulo su vuelo, despacio, sutil, de colores…
Veo la huellas del tiempo reflejadas y, siento que aunque por fuera todo decaiga, mi corazón se mantiene fresco. Joven, lozano, con ganas…
Hay espacio entre lo que aparento y lo que soy, entre las miradas que se depositan en mí y aquellas que realmente me ven.
Me traga la soledad y explosiona la algarabía en mundos distantes y finitos chocando con aquellos lejanos e interminables que decoran los albores de esta mirada sorprendida. A estas alturas de la vida no dejo de admirar todo los milagros que se me ofrecen…impresionantes momentos que hacen de esta mortal, la inmortalidad  o la exaltación latente que me demuestra a golpe de calendario, de reloj o de pasados  que dentro de mi vida hay mucha vida, más que ofrecer y mucho que otorgar todavía.
Y justo en ese preciso instante, cuando la confirmación de que respiro implica un algo más que un añadido rutinario y sin gracia, es cuando regresas entre las brumas de la conciencia y afirmo y reafirmo y ratifico que eres la parte más hermosa, la más linda, la más sencilla, la que me hace mujer y me ensalza.


*Rocío Pérez Crespo*

TIEMPO...


Como un anacoreta, lego con la tierra, bajo el manto negro que te sostiene; mis ojos se pierden en las profundidades de los realces entre un pasado soñador  y un  presente con sabor arcaico. Neblinas que me recubren de aires gastados.
Sabiendo que el légamo cubre la parte de tu orilla; te encaramas altanero y desafiante sin importar el peso del tiempo, sin reproches. Serenamente estás.
De cómo te puedas ver con la claridad del alba, a como te veo yo cada mañana…o en esta noche de negada luna, al otro lado del reborde, dejas tu impronta en la laguna desdoblándote en el horizonte.
Y no puedo emitir palabra, solo recordar tu nombre. Mientras, oteo entre la espesura  las delicadas figuras de lo que  fue y lo que es, en un vetusto ímpetu de viento que sigue oliendo  a diamelas;  me sumerjo en el silencio del crepúsculo  más cerrado, ante el  marco de viejo adobe, del tiempo estancado…te saludo.




*Rocío Pérez Crespo* 

A ESE AMIGO ETERNO...


Una campana repica en el viento, eco dormido,
el sonido lejano y reconocido del añejo metal.
Busco el aliento divino sesgado en minutos de cristal,
pan ácimo en mi boca, pétalo roto en un último gemido.

Comprimidos en un frasco guardó mil secretos…
Mi fe, mis esperanzas…mis sueños gastados, muertos.
Y al levantar estos ojos agotados y sin embargo abiertos
me choco con la cruz que guía estos pasos sujetos.

Me reflejo ante tu forma inerte y marmórea
en el sufrimientos de los ángeles que velan tu suerte…
Dorados querubines de inquebrantable mirada solerte
como un corro férreo ante tu sangre corpórea.

Queda la promesa suspendida en el aire, como una pluma
en el rojo fulgurante de la vidriera, liviana luz que penetra…
Y adormece el sentido de esta penitente que a tus pies se muestra,
cansada de andar cien caminos para yacer reconfortada en tu eterna bruma…


*Rocío Pérez Crespo*


domingo, 11 de marzo de 2018

Perfect - Ed Sheeran (Traducida al Español) (Subtitulada al Español e In...



Hay días que toca celebrar. Algo comienza y espero que sea  hermoso de verdad. Para Miguel Ángel y María.  Para todos, para mi...feliz domingo.

domingo, 4 de marzo de 2018

DE CUANDO EN CUANDO...





Foto cedida por Jose Ignacio Prieto.
Río Segura. Murcia.

De cuando en cuando, el arrebol me produce ese algo etéreo, que se cuela y me defiende sin elocuencias ni desenlaces, como si de pronto el cielo y yo tuviéramos un efímero momento de epifanía. La iridiscencia que se crea ante las retinas, no se parece a las pompas de jabón que escupen los niños con sus juegos; ni siquiera se acerca a esas tardes donde la primavera deja con su color las aguas frescas.  No. Es más intenso y mucho más inefable.
De cuando en cuando, el ababol de tus mejillas me produce ese canto de acordes, que deja al descubierto la flor perpetua que acompaña a los sueños, inmarcesible como la propia esperanza y serenamente hermosa…y es en esos momentos, donde soy capaz de volver a contemplar, a través de tus ojos, ese cielo cargado de vida que me postula y me hace eterna…



*Rocío Pérez Crespo*

martes, 27 de febrero de 2018

VÉRTICE...




Me siento agotada de escuchar palabras que se repiten –como un vino agrio-   una y otra vez  –solo provocan acidez-  Estampas de vidas alegres que esconden frustración y, en esas, la camisa y la corbata reposan sobre la cómoda. Un cigarrillo se consume en el cenicero y un vaso de güisqui  guarda el secreto en sus posos.  Al fondo una ducha moja el cuerpo que una vez amé,
Miro desganada el camino que se divisa desde la terraza. Pasto seco, verde muerto y un cielo plomizo que parece que se va a caer de un momento a otro sobre mi cabeza. Intuyo el mar al otro lado de la cadena de pardas montañas que tengo en frente.  El caso es que no reconozco lo que veo, no me trasmite nada, ni bueno ni malo. ¿Tanto he cambiado que he dejado de sentir mi casa?  Me siento apátrida en una tierra que la hacía mía sin plantearme nada más.
Una tórtola, porque creo que es una tórtola, se ha posado con confianza a unos metros sobre la raída barandilla que sostiene mis antebrazos. Picotea una mancha de hollín, sin reparar que por más que pique no va a conseguir nada, solo astillarse el pico. A veces, la perseverancia, solo daña, tragándose  un tiempo que se diluye sin piedad ante tus ojos.

*Rocío Pérez Crespo*