En esta noche que me atormenta y asumo como la última, soy consciente que nunca me ha querido… no, como yo he querido.
La soledad que me acoge en su seno, de manos frías, me la grita al oído.
He amado con pasión y solo he recibido unas cuantas migajas de compasión. El dolor es profundo, amargo y obtuso, tanto que ya no se si me duele algo o solo siento vacío.
¿Por qué nunca me ha querido?... no a su modo, sino al mío.
Es sencillo… solo con un minuto de su tiempo habría sido suficiente para llenar mi alma, pero ni eso… nada.
En la espera perpetua, jamás sentí girar su cuerpo con el mío, ni sus manos en mi piel, ni un suspiro…solo excusas de ser tan peculiar como genuino.
Las lágrimas son espesas y saben a sal y olvido… mi olvido. Soy como una marioneta, una palabra certera y caigo rendida a sus pies… será que por él siento un querer que va más allá de lo que en realidad se merece su ser.
¿Por qué nunca me ha querido?... ¿porque sus palabras no llenan mis sentidos?
Saben a desesperanza y solo buscan el consuelo del momento, una vez llenado su ánfora se olvida de mi lamento.
No creo en el amor… burda mentira, que hace de las personas una historia marchita… no es real, es una fantasía que delimita un entorno, majaderías que rompen corazones y queman las tripas…que inflaman ojeras y apagan ojos de vida.
No creo en ti… ni en llamas, ni en brasas, ni en añoranzas. Me has engañado con palabras que no has sentido. Has hecho de mi lo que has querido y una vez superado el juego te has aburrido.
Pero no se vivir sin ti… no respiro.
En esta última noche mientras espero a la dulce muerte, quiero que sepas lo que te he amado… todo lo que te he querido. ¡Ay! el dolor es mayor que el raciocinio… mi sangre brota de mis muñecas manchando el fondo del sentido más limpio…Por Dios, que llegue pronto, así lo deseo… no puedo padecer por más tiempo este destierro al que me ha sometido mientras él busca consuelo en otros brazos que no son los míos… te libero de esta manera de la promesa que me hiciste un día… ser amada y consentida. Lo que no has sabido mantener lo pago yo con mi vida que es más fácil que soportar tu ausencia sin medida. Quédate en otros brazos, en otras bocas de carmín henchidas… yo me voy con los Ángeles y tu imagen en mis pupilas…que amarte más no he podido y, prefiero dormir con tu recuerdo que morir en esta malsana vida de dolores y pesadillas.
Y si alguna vez buscas en otras mi aliento, recuerda que fuiste tu quien me mato por dentro, tanto que no me importó segarme para renacer en el cielo.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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