¡Por los clavos de Cristo, cuanto
tiempo sin verte! Y no te creas, que acordarme, me he acordado muy mucho de ti,
galán. Lo que ocurre es que mi tiempo es limitado y tengo que ajustarme a unos
horarios un tanto precarios. Pero mira…, ahora que tengo un rato de ocio me he
dicho, ve a verlo, te sentará bien. ¡Y aquí, estoy! Dispuesta a vaciar esos
malos rollos que tanto me atosigan.
Vaya, se te ve estupendo. Tan
jovenzuelo como la última vez. ¿Te sigues tiñendo el pelo? Sí, ya lo creo que
sí. Como sigas así a la vuelta de unos años vas a tener el “casco” como el
betún y el bigote con cuatro pelos
blancos. Te cantaré la canción aquella de los payasos…Creo que tendrías que
ajustarte un poco más, ir más acorde con los años y envejecer como es debido.
No te vaya a pasar como a esas
actrices, famosillas y gentes con posibles, que de cara parecen niñas y de
cuello para abajo estropajos viejos. Incluido el “chichi”. Siempre me he
preguntado ¿Qué contraste tiene que hacer, visualmente hablando, ver a una
mujer que de cara tiene 30 años y de potorro 60? “To colgandero”…ag.
Anda y quita esa cara de susto
que la verdad siempre será la verdad por cruda que se presente.
¿Me puedo tumbar en la cherlon?
¿Si? ¡Que majo eres, Señor!
Bueno…
Esto que te quiero contar, para
que tú, despacio lo analices, es algo que me viene sucediendo un tiempo.
A ver, resalao… ¿Tú tienes
“guasap”? Es que si lo tienes es mucho fácil entenderme, pero como me digas que
no, te tacho de tío loco, quede claro. Quién no tiene de eso, como el que no
tiene “feisbuc”, no existe en el planeta. Así es como piensa el mundo, así de
simple.
Estamos rodeados de gente que ni
nos rozan. Pensamos, mal pensado, que vivimos acompañados y, cuando apagamos el
ordenador o el móvil, la soledad nos envuelve hasta hacernos reventar. Pero eso
no es algo que me incomode, ni por lo que he venido a verte, no. A fin de
cuentas, cada uno llena sus espacios con lo que quiere o puede. Y los mundos
virtuales son otra herramienta para hacer: guapo al feo, simpático al
intratable, inteligente al tontoelhaba, romántico al frío, Angelinas Jolies a
mujeres que nunca saldrán de su rutina y, donjuanes a hombres que asustan al miedo. Es un mercado enorme, donde
cada uno se acopla a sus necesidades. Y donde unos pocos, miramos sin dar
crédito y nos preguntamos qué hacemos ahí. Eso sí, seguimos ahí. Por algo será…
Bueno, voy a contarte lo que de
verdad me interesa, por lo que estoy aquí.
Como bien sabes, tengo un trabajo
un algo estresante. Pero no contenta con ir con el culo apretao todos los días,
tengo un móvil que se ha convertido en un martirio (con lo contenta que me puse
el día que lo compré, ¡por Dios!, esa pantalla grande y hermosa… ¡Virgen!) No
se me ocurrió otra cosa que decirle a una de mis hijas que me descargara el
dichoso “guasap”. Aplicación gratuita, así podría hablar de forma cómoda con
todos mis familiares y amigos.
Pues bien, craso error…
Aunque en principio era tal y
como yo tenia planeado, con el tiempo también se convirtió en un utensilio de trabajo
y en una pesadilla.
Un grupo donde entran las ocho
personas que están a mi cargo y, que eso parece más un sarao que un “guasap” de
trabajo, y un jefe que lo usa para
comunicarse conmigo a la hora que sea menester.
En fin. Lo del jefe tiene pase,
es casi comprensible, pero solo casi… ¡eh!
Y luego está lo de mi amiga
Micaela, que eso ya es otro cantar y además, “profundico”, vamos, cante jondo.
Como yo no soy de la generación
de los brackets y los iphone última tecnología, sino de aquella que la sonrisa caía como la naturaleza
disponía y la comunicación universal era una madre gritando desde una ventana…
¡sube ya mismamente o te la cargas en cuántico venga tu padre! Me encuentro de
golpe con un chisme sonando a todas horas y, que no respeta ni el descanso.
¿Te aburro? ¿No, verdad?...mejor
para ti, chato. Que con lo que te pago por cada sesión de éstas, lo último que
me apetece ver es ese sopor que te embarga de vez en cuando.
Sigo…
Henchida y arrebatada, en una de
esas consigo localizar la tecla necesaria para silenciar el jodio grupo, pero
cual es mi sorpresa, cuando me doy cuenta que solo se puede acallar el
grupito. Los agregados no, no hay manera, esos van por libre. O
silencias el teléfono entero o nada…O calvo o con dos pelucas, ea.
Y para colmo, tienes que tener la
memoria suficiente para acordarte que el chisme diabólico puede sonar en los
lugares menos indicados. A saber: funerales, misas y demás momentos de
compostura, recogimiento o/y educación social. Por lo tanto tienes que estar al
quite de silenciarlo a no ser que quieras ser la diana de todas las miradas
críticas que tengas en un radio de quince metros a la redonda. Vamos, que
encima parece que en lugar de ser comprendida por un sonido electrónico
impertinente que todos llevamos encima, te otean como si hubiera osado salir
por bulerías con palmero incluido.
Pues llegados a este punto, llega
el colmo del dichoso “guasap”.
Resulta que te conectas y cuando
dejas de estarlo, sigues en línea, ¿cómo
se come eso? Yo no tengo ni idea, pero he quedado como mentirosa más de una
vez. Según mi amiga Micaela, estoy ahí pero no le hablo. Por más que le digo:
mira bonica, yo a esa hora estaba acomodándome para dormir la siesta. Pues no,
dice que no y que mil veces no. ¿Y cómo demuestro eso? No tengo ni idea, pero
me está fastidiando de una forma insufrible. Todos los días con la misma
cantinela.
En fin, Froid, que la gente ya no
habla entre ellos. Se ha perdido el gusto por la conversación
convencional, ahora se habla por medio
de una maquinucha. Vamos por la calle tecleando hasta casi dejarnos los dientes
en la primera farola. Incluso ha habido algún que otro atropello por ir el
peatón en pleno debate con el teclado. Que por cierto, todo hay que decirlo, es
pequeño y ridículo. Cuando marcas una r te sale una t (síndrome de los dedos
gordos o como alpargatas) y terminas
leyendo un galimatías del quince.
Vamos, que como me cruce un día
con el inventor de ese Chat, le pego una yoya que no lo encuentra ni Paco
Lobatón.
¿Ves lo que sufro?
Me doy cuenta por tu sonrisa y tu
asentimiento, que tu también sufres ¿a que sí?
Ains, que “moernos” somos y que
poco preparados estamos. Y con todo lo que te he contado, no llego ni al
meollo, me quedo corta, muy corta. Eso lo dejaré para otra sesión, así tengo la
excusa perfecta para venir a verte.
Me voy ya, por cierto…la cherlon
es comodísima. Y recuerda, galán, aprende a envejecer como se debe, no hay nada
más sensual que una persona que sabe estar en conjunto con sus arrugas y
su…tono de pelo ¡ja!
Dame un beso anda, y sonríe,
sonríe…no dejes nunca de sonreír.
*Rocío Pérez Crespo*