sábado, 30 de noviembre de 2013

SI ALGUNA VEZ LA VES...





Si hubieras visto con mis ojos,
el color macilento de una piel,
el viento frío arrancando un alma,
un cuerpo yermo de savia.

Comprenderías entonces el por qué
de la incapacidad que me sostiene
al mirar la rosa muerta, ya carente de magia
o del sonido impertinente de la lluvia en la ventana.

Porque yo la vi, la vi entrar esa mañana,
proyectando su sombra en los recuerdos,
desnudando mi cuerpo sin quitarme la ropa,
trocando un sol de junio por la luna más larga.

Y no le importó nada, créetelo, nada...
Crecía con cada grano de arena
que caía imparable contra el bulbo,
se hizo tan grande que lleno la casa.

La cargó de miedo, de pena,
de dolor, de desesperanza,
de flores yertas, de sabor a lágrimas,
de un vacío infinito que rompió el alba.

Ya nada fue como antes. Ni la risa, ni la aurora,
ni los domingos en la cama. Ni las nochebuenas
de panderetas, ni las Navidades de verdes y escarlatas,
ni tan siquiera el olor con que bañaba su cara.

En el momento que abandonó la estancia
entendí que la soledad más absoluta
nada tiene que ver con la soledad imaginada, sino más bien,
con lo que se esconde detrás de una sencilla lapida.

Si alguna vez la ves, si alguna vez la ves…


*Rocío Pérez Crespo*








martes, 19 de noviembre de 2013

UNA SOMBRA QUE RESPIRA…




¡Oh! trozo de Cielo que suplicas clemencia, apostado en los costales de un credo impío.  No hallarás paz ni gloria hasta que no te rearmes en la base más profunda de la memoria. Ni encontrarás un atisbo de cordura, mientras sigas bebiendo de las aguas del sacrificio y te inmoles cada madrugada en pos de la certeza, como si cualquier dios, tuviera oídos para escucharte. Son muchos los que gritan y allá arriba, o quizás sea debajo o al lado,  no hay espacio para tantas voces. No hay más oropel que tu propia sombra  proyectada en una arista de  la pared.
Tendrás que romper las telas que te envuelven, ajadas y negras como la brea y,  escupir sobre la tierra la sal de tus entrañas, el veneno y la desgracia,  dejar que con ella crezca sana la única cosa que ha salvarte.
La vida son dos días de riesgo, incierto, inicuo y, uno de claridad serena, el más cercano a la muerte.
Cómo sellaste el corazón dejando todas las llamas del infierno dentro…



*Rocío Pérez Crespo*

sábado, 16 de noviembre de 2013

NOSOTROS QUE NOS AMAMOS TANTO...





No existe el amor imposible,
Existe la cobardía asumida.
 (Jorge Almada)


Alineamos los campos cargados de piedras para poder mirarnos sin rencores. Hablamos de simetrías como si fuéramos dos hipérbolas, sin darnos cuenta que somos el norte y el sur de dos continentes diferentes. Cuando amanece en uno, anochece en el siguiente…
Se arrecian los reproches chocando contra las paredes, ya, ni las lágrimas tienen el sabor  de un posible mañana con tintes de ternura.
Todo lo ha devorado la desconfianza… sin ser almas negras, los hechos caducan las palabras convirtiendo a la sensatez en una mera marioneta que guardamos en el último rincón de la conciencia. El adiós se queda pegado a unas cuerdas vocales paralizadas por el miedo absoluto de perdernos, pasando de esa realidad  irónica que se refleja en el espejo y nos grita cada alborada que ya estamos más que perdidos. Que el camino de vuelta a casa se borró hace años y en su lugar nació una hiedra espesa cubriendo todos los otoños.
Echaré de menos tu piel, suave cuerpo en mi cama. Tus ojos marrones reflejados en mis caderas, tus manos en mi espalda. Pero no a ti, tú seguirás estando en todas mis estancias.  Y, tú, amor…mis besos, mi boca saboreando la miel de tu centro  y mis benditas alabanzas. Pero no a mi, yo seguiré estando en todos tus momentos.
Así…
Dormiremos tranquilos cada uno es su sueño, sabiendo que al despertar, lo haremos en soledad, con un inquieto vacío que nos sacuda el alma, pero  sin nada que reprocharle a Eros.
Somos nosotros que nos amamos tanto los que no hemos sabido hacerlo y, hoy a los postres, no queda azúcar suficiente para tragarnos sin muecas nuestros propios recelos.




*Rocío Pérez Crespo*




lunes, 11 de noviembre de 2013

ESA PRIMA MAJA QUE TODOS TENEMOS...




Abrumada me hallo ante ciertas palabras, que son la consecuencia clara de un mal deseo. Esta mañana de aguas tempranas  he tropezado con mi prima “la” Remedios, cuando, coqueta y orgullosa, subía presta para la plaza.
Ha tenido a bien decirme con sus pláticas, sus   santos y puros pensamientos, que de genes y labranzas crean esas confianzas que muchas veces, espantan.
Me ha oteado con ceño fruncido  y ha emitido veredicto.
Yo con cara  pasmada me he quedado helada…
Pero si hace un mes o dos, me decía toda ella. ¡Vaya lustre de cara, y con esas caderas…pareces una morcilla huertana!
Y ahora en lugar de llamarme tía buena…Después de llenarme de estopa y paja, me escruta de arriba abajo para emitir sin recato, ¡niña, que mala cara tienes! ¡Por Dios que fea!
¡Envidia!…envidia es lo que tiene de ver la barriga tan plana. Qué hay que ser mala pécora para regodearse en tu cara.
Mucho darle al pico cuando hay que estar callada, y para una vez que se cierne…la caga. Y es que no hay derecho de querer hacerse la clara y, gritar a los cuatro vientos los defectos que una gasta.
Cuando los espejos hablan todos sabemos que exclaman, no necesitamos parientas que nos traduzcan sus palabras…
Y que sepa todo el mundo, que ésta que viste y calza está más buena que el pan con anchoas de Cantabria.  Si me sobra me lo tapo…y si me falta lo relleno, pero que no me vengan con flamencos de consejos embusteros. Para luego en lugar de alegrarse del esfuerzo, te digan que vayas al médico a que te de ungüentos, o que la blusa te hace arruga o que el pantalón te arrastra o que se te ha quedado el culo pasa y la cara como una flauta.
Ella es más fea que la noche y yo nunca le he dicho nada. Bueno, sí…en una ocasión de dije que el eslabón perdido por parte de padre llevaba mi apellido pero no pilló la indirecta y siguió pintándose las cejas con arco hasta las orejas.
En fin, que con todo mi garbo y un giro de cintura elegante, dejando que mi figura chocase contra sus fanales. Me he dado media vuelta, no sin antes desearle buena nueva
y mejores expectativas para el año entrante, con el anhelo, no obstante, que los arqueólogos dejen la sierra de Burgos y estudien detenidamente la estructura de tan exclusivo personaje.


*Rocío Pérez Crespo*

Con todo mi cariño, para mi amiga Ana Gregorio, porque sé que le gusta ese punto de humor.








sábado, 9 de noviembre de 2013

EN EL DIVÁN DE FROID…X





¡Por los clavos de Cristo, cuanto tiempo sin verte! Y no te creas, que acordarme, me he acordado muy mucho de ti, galán. Lo que ocurre es que mi tiempo es limitado y tengo que ajustarme a unos horarios un tanto precarios. Pero mira…, ahora que tengo un rato de ocio me he dicho, ve a verlo, te sentará bien. ¡Y aquí, estoy! Dispuesta a vaciar esos malos rollos que tanto me atosigan.
Vaya, se te ve estupendo. Tan jovenzuelo como la última vez. ¿Te sigues tiñendo el pelo? Sí, ya lo creo que sí. Como sigas así a la vuelta de unos años vas a tener el “casco” como el betún  y el bigote con cuatro pelos blancos. Te cantaré la canción aquella de los payasos…Creo que tendrías que ajustarte un poco más, ir más acorde con los años y envejecer como es debido.
No te vaya a pasar como a esas actrices, famosillas y gentes con posibles, que de cara parecen niñas y de cuello para abajo estropajos viejos. Incluido el “chichi”. Siempre me he preguntado ¿Qué contraste tiene que hacer, visualmente hablando, ver a una mujer que de cara tiene 30 años y de potorro 60? “To colgandero”…ag.
Anda y quita esa cara de susto que la verdad siempre será la verdad por cruda que se presente.
¿Me puedo tumbar en la cherlon?
¿Si? ¡Que majo eres, Señor!
Bueno…
Esto que te quiero contar, para que tú, despacio lo analices, es algo que me viene sucediendo un tiempo.
A ver, resalao… ¿Tú tienes “guasap”? Es que si lo tienes es mucho fácil entenderme, pero como me digas que no, te tacho de tío loco, quede claro. Quién no tiene de eso, como el que no tiene “feisbuc”, no existe en el planeta. Así es como piensa el mundo, así de simple.
Estamos rodeados de gente que ni nos rozan. Pensamos, mal pensado, que vivimos acompañados y, cuando apagamos el ordenador o el móvil, la soledad nos envuelve hasta hacernos reventar. Pero eso no es algo que me incomode, ni por lo que he venido a verte, no. A fin de cuentas, cada uno llena sus espacios con lo que quiere o puede. Y los mundos virtuales son otra herramienta para hacer: guapo al feo, simpático al intratable, inteligente al tontoelhaba, romántico al frío, Angelinas Jolies a mujeres que nunca saldrán de su rutina y, donjuanes a hombres que  asustan al miedo. Es un mercado enorme, donde cada uno se acopla a sus necesidades. Y donde unos pocos, miramos sin dar crédito y nos preguntamos qué hacemos ahí. Eso sí, seguimos ahí. Por algo será…
Bueno, voy a contarte lo que de verdad me interesa, por lo que estoy aquí.
Como bien sabes, tengo un trabajo un algo estresante. Pero no contenta con ir con el culo apretao todos los días, tengo un móvil que se ha convertido en un martirio (con lo contenta que me puse el día que lo compré, ¡por Dios!, esa pantalla grande y hermosa… ¡Virgen!) No se me ocurrió otra cosa que decirle a una de mis hijas que me descargara el dichoso “guasap”. Aplicación gratuita, así podría hablar de forma cómoda con todos mis familiares y amigos.
Pues bien, craso error…
Aunque en principio era tal y como yo tenia planeado, con el tiempo también se convirtió en un utensilio de trabajo y en una pesadilla.
Un grupo donde entran las ocho personas que están a mi cargo y, que eso parece más un sarao que un “guasap” de trabajo, y un jefe que lo usa  para comunicarse conmigo a la hora que sea menester.
En fin. Lo del jefe tiene pase, es casi comprensible, pero solo casi… ¡eh!
Y luego está lo de mi amiga Micaela, que eso ya es otro cantar y además, “profundico”, vamos, cante jondo.
Como yo no soy de la generación de los brackets y los iphone última tecnología, sino de  aquella que la sonrisa caía como la naturaleza disponía y la comunicación universal era una madre gritando desde una ventana… ¡sube ya mismamente o te la cargas en cuántico venga tu padre! Me encuentro de golpe con un chisme sonando a todas horas y, que no respeta ni el descanso.
¿Te aburro? ¿No, verdad?...mejor para ti, chato. Que con lo que te pago por cada sesión de éstas, lo último que me apetece ver es ese sopor que te embarga de vez en cuando.
Sigo…
Henchida y arrebatada, en una de esas consigo localizar la tecla necesaria para silenciar el jodio grupo, pero cual es mi sorpresa, cuando me doy cuenta que solo se puede acallar el grupito.  Los agregados no,  no hay manera, esos van por libre. O silencias el teléfono entero o nada…O calvo o con dos pelucas, ea.
Y para colmo, tienes que tener la memoria suficiente para acordarte que el chisme diabólico puede sonar en los lugares menos indicados. A saber: funerales, misas y demás momentos de compostura, recogimiento o/y educación social. Por lo tanto tienes que estar al quite de silenciarlo a no ser que quieras ser la diana de todas las miradas críticas que tengas en un radio de quince metros a la redonda. Vamos, que encima parece que en lugar de ser comprendida por un sonido electrónico impertinente que todos llevamos encima, te otean como si hubiera osado salir por bulerías con palmero incluido.
Pues llegados a este punto, llega el colmo del dichoso “guasap”.
Resulta que te conectas y cuando dejas de estarlo, sigues  en línea, ¿cómo se come eso? Yo no tengo ni idea, pero he quedado como mentirosa más de una vez. Según mi amiga Micaela, estoy ahí pero no le hablo. Por más que le digo: mira bonica, yo a esa hora estaba acomodándome para dormir la siesta. Pues no, dice que no y que mil veces no. ¿Y cómo demuestro eso? No tengo ni idea, pero me está fastidiando de una forma insufrible. Todos los días con la misma cantinela.
En fin, Froid, que la gente ya no habla entre ellos. Se ha perdido el gusto por la conversación convencional,  ahora se habla por medio de una maquinucha. Vamos por la calle tecleando hasta casi dejarnos los dientes en la primera farola. Incluso ha habido algún que otro atropello por ir el peatón en pleno debate con el teclado. Que por cierto, todo hay que decirlo, es pequeño y ridículo. Cuando marcas una r te sale una t (síndrome de los dedos gordos o como alpargatas)  y terminas leyendo un galimatías del quince. 
Vamos, que como me cruce un día con el inventor de ese Chat, le pego una yoya que no lo encuentra ni Paco Lobatón.
¿Ves lo que sufro?
Me doy cuenta por tu sonrisa y tu asentimiento, que tu también sufres ¿a que sí?
Ains, que “moernos” somos y que poco preparados estamos. Y con todo lo que te he contado, no llego ni al meollo, me quedo corta, muy corta. Eso lo dejaré para otra sesión, así tengo la excusa perfecta para venir a verte.

Me voy ya, por cierto…la cherlon es comodísima. Y recuerda, galán, aprende a envejecer como se debe, no hay nada más sensual que una persona que sabe estar en conjunto con sus arrugas y su…tono de pelo ¡ja!
Dame un beso anda, y sonríe, sonríe…no dejes nunca de sonreír.



*Rocío Pérez Crespo*