Entre la sustantividad y el anhelo, en el influjo del duende del deseo, he saboreado la sustancia mágica que desprende la vehemencia del aliño perfecto.
Le puse tres gotas de locura, lo sazoné con afecto… añadí como complemento mi corazón incierto, recogí del pico más alto del mundo de los elfos, un puñado de esperanza y dos tallos bien frescos de sonrisas francas….y avancé por el sendero en busca de una onza de cordura que era lo que faltaba, entre nubes y ríos, encontré lo que más brillaba, un trocito de oro liquido para darle el color que precisaba y debajo de una piedra hallé justo lo que ansiaba, una fuente de vida plena para mezclar todo aquello que guardaba.
Puse el amor en mis manos e hice el conjuro ancestral de los magos, invoqué a Eros y al dios de los sueños, y después dormí por un momento con la certeza del acierto pleno.
Cuando abrí los ojos estabas a mi lado, con una rosa blanca y mirándome con recato… y fui feliz a tu lado, te entregué mi alma y todos mis encantos, también mis malos ratos y aquellos injustificados… los que no se entienden con palabras porque habitan en los más profundo del ánima.
Y encontré confort entres tus brazos y de tu boca brotaron como una cascada de hilos de plata todos los vocablos… el verbo más puro, el dios en sus cantos y así sin más, me hice mujer a tu lado.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
Mi querida Rocío, es precioso, delicado, sutil tierno y sinceramente me he identificado con el relato...envuelve y te lleva de la mano...FELICIDADES Rocío amiga.
ResponderEliminarBesitos de corazón
^____Pili_____^
Muchas gracias por tu comentario y por estar tambien aqui junto a mi...mis besos de siempre guapisima.
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