La soledad me abruma.
Es un manto impuesto donde me pierdo en mis pensamientos, cerrando puertas y ventanas. Sé que no merezco vivir así, sumida en la desolación de mi propia existencia, pero también sé, que la esperanza es una mala mujer que lleva a la locura.
Aferrarse a ella con las dos manos, mientras el silencio de esta casa me raja el alma y la parte en dos, no es la mejor opción para luchar… ¡no! no, cuando el túnel pinta tan atezado; siendo consciente que solo son quimeras. Nubes que se esfuman en un simple parpadeo
Estoy absuelta de toda culpa, ya que estas circunstancias no las he elegido yo.
Lúbrica es la palabra cuando sale de mi boca, dejando una huella húmeda, pringosa; en un pragmático agravio donde me refugio de mi propio yo.
He desterrado toda promesa que golpeaba esta testa deshabitada de calores de almohadas, de sabanas claras y cama compartida. He desenfundado las armas de la razón, obligándome a mano cerrada a escucharme gritando, en un alarido profundo; en un sonido asnal que ha recorrido hasta el último vestigio de santidad…ahora, ¡ahora! sello mis ojos y oportunamente, sin ruidos estridentes que malogren tu paz…viajo a mundos placenteros donde la soledad ni daña, ni duele…ni está.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
(Imagen bajada de la red)
Jesus Bendito, MI Niña, yo no se escribirlo como tu, pero eso mismo siento a menudo, como escribes corazón, que nunca se acabe
ResponderEliminartu fuente de inspiración, maravillos tus relatos, los haces creibles......Mi Rocio, orgullosa soy de seas eso , MI NIÑA,
MUCHOS BSSSS
SAGRI