domingo, 6 de mayo de 2012

TIERNA JUVENTUD...DUETO.





Si pudiera retener un segundo en el tiempo, hacer que el reloj se parase un momento, te haría entender que el paso de los años no da conocimiento para amortiguar los sentimientos.
Mis ojos perdieron el brillo en su reflejo, y la turgencia de mi piel quedó expuesta a los elementos, me dejó con surcos y veredas tatuadas,  huella imperecederas de lluvias pasadas…pero una cosa no toco el canalla, el órgano que baña mis entrañas, ese siempre ha permanecido jovial en esperas de bellas madrugadas. Con ocho décadas a mi espalda, hoy luzco de nuevo, cuando una tarde temprana encontré tus manos acariciando mi pelo…este cabello blanco que olvidó su tono dorado y se entregó a tu ternura como un manantial de alegrías.
El movimiento es lento, perenne en muchos momentos, ya no hay alborotos, ni salvas de vendavales agitando los ventanales de colores de finos cristales. Mi cuerpo no moja las sabanas  y, el tuyo no se yergue en escalas…más la soberbia templanza que siento, me ha vuelto mujer, retornándome cuando menos lo esperaba, a la dulzura  eterna de tu boca callada…el  beso que me ofreces, además de silente encierra el  amor más puro que se me negó en aquellos otoños de manzanas silvestres y poco a poco recupero el sabor de la mistela, embriagándome con tu perfume, abrazada a  tu cuerpo me voy quedando dormida junto al hombre que quiero…

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Vejez, nombre propio sin decir miedo
cenit de una vida, sentimientos culminados,
años que fueron mozos, de nostalgia preciada.
Ochenta otoños fieles a la vida, en su despertar cada mañana.

Carros que chirrían, de camino cierto
prado de escarcha blanca, cubriendo fuente de vida,
arranque de frenesí travieso…
que sin hacer vida, me haces vivir

Fuerzas aceradas, suspiro  desvanecido del ayer,
tranquilos movimientos, vino dulce por añejo.
Cuando la pasión es temple, cariño pura solera
lujurias sin freno, carencia obligada sin lamento

El amor puro, no es vejez, no tiene jerarquía,
nivel, condición, ni grado, no se fuerza, ni marchita
es una cadena invisible, de eslabones consagrados,
único testamento, la herencia de una vida a tu lado.

Carros lubricados, complicidad en la noche
desnudos de piel, abrigada sonrisa.
Te quise cuando eras flor, también siendo miel,
eres el calor, la fragancia inmortal de mis mañanas.

Fiel a tus ojos siempre…
crisantemo seco en mi huerto eterno
cuando me llegue…
he dormido, he dormido amor… a tu lado.

Prosa: Rocío Pérez Crespo.
Verso: José Manuel Salinas.
Derechos reservados ambos.






2 comentarios:

  1. Mil felicitaciones para ambos, maraviloso escrito los vuestros, os deseo a cada un@ conservar esa magia profunda que habita en vuestros seres sencillos y yenos de amor por todo lo que pasamos a yamar vida...unidos haceis posible trasladar lo que dos personas navegando en conexión contagian sentir, mi Roci....eres maravilosa!!!, te kiero muxo, José...hace muxo ke no hablamos...no me reconocerías el ser...bss para AMBOS.
    SAGRI

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  2. Niñaaaaaa, muchas gracias por tu visita y tus palabras...un beso.

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