viernes, 13 de abril de 2012

EN EL DIVÁN DE FROID...V





Otra sesión más, otro momento extraño.
Hace un día de aire horrible, mira que pelos traigo. No te rías, joe.
Esta mañana he subido una tarea de las mías, hablaba sobre sueños y elfos. Hace tiempo que la tenía escrita y, dando un repaso por mis carpetas, se me ha ocurrido ponerla.
Pero… ¿sabes? me ha dado por pensar. Y he llegado a la conclusión qué: Walt Disney es culpable de muchísimas cosas que nos pasan a las mujeres. Bueno, no solo él, también sería injusto cargarle con todo esto. Hay más…
Mi generación, es una generación que ha sido marcada por estos cuentos, una educación dicta-demócrata (somos parte de las dos españas, por llamarla de alguna manera) y, esa especie de rebelión interna que  nos ha dejado tantas veces sin respirar.
Historias de bellas y bestias, de cenicientas, de bellas durmientes…historias de emperatrices, de castillos de hadas, de caballeros venidos de lejanos países atraído por la dulce voz de su amada, mientras un coro de pajarillos revoloteaban al son de sus cuerdas vocales marcando el sendero.
Las niñas con princesas, los niños emulando a Pirri. Ellos con las expectativas de ser famosos, nosotras en la eterna espera. Porque todos esos cuentos, nos hablaban de lo mismo, de esperar y esperar ¡ah! y ser hacendosas, obedientes, discretas y consecuentes y seguir esperando… ¿esperar qué?  Una especie de nube rosa con tintes trágicos  para un final feliz…. ¡y un cuerno!
¿Te das cuenta lo que sufrían esas chicas de cuento? Humillaciones, despropósitos, abandono, dolor, angustia plena y dura. Maltrato y una falta considerable de autoestima. Y lo veíamos tan normal, tanto, que se ha quedado en nuestras consciencias como un tatuaje. ¿Hay que sufrir para hallar la felicidad? ¿Hay que pasar por todos esos estados caóticos  para que el hombre perfecto venga a recatarte? ¿Qué es la perfección? ¿Dónde están esos románticos hombres de cuento? ¡Claro que...! nosotras nunca fuimos princesas (por lo menos yo). Pero nos lo creímos.
Un día te despiertas y te das cuenta que nada de eso existe, pero en el fondo, lo esperas y, lo más duro es que lo seguimos anhelando. Aun sabiendo que nunca jamás se dará.
Los sapos son sapos, no se convierten con un beso en el encanto con patas. Lo más seguro y  a todo pronóstico es que sea al contrario, eso es más real.
La bestia es bestia y la bella no le donará su alma y corazón a un tío horrible y no solo en formas, porque no.  Nadie te despertará con un beso mientras siete enanos te velan y ni de coña, ni de coña sonará el fru-fru en tus vestidos de raso. No usamos enaguas almidonadas.
Bueno…
Lo peor de todo es que la vida nos iba dejando pistas. Mil balonazos de los chicos y ni una sola disculpa. Si te descuidabas te llamaban tonta. Pero no hacíamos caso, seguíamos en nuestros mundos de papel pintado.
Tanta moraleja mezclada con una educación cargada de valores nos ha dejado en desventaja. Por lo menos, a mí.
¿Quién se rompe las vestiduras?
Menos mal que los cuentos han cambiado. Adoro a Fiona. Una princesa que suelta unas patadas que te dejan mirando a Totana, a lo matrix, con un par. Con genio, figura y criterio. Cómo debe ser…y a quien no le guste, que no mire.
Estoy convencida que crecer leyendo no me ha sido productivo. De verdad que no. Ahora llega la parte menos amable. El café con mis amigas.
¿Me puedo encender un cigarro?, esto es privado, aquí no nos ve nadie. Además con lo que te pago, puedes comprar dos millones de ambientadores de pino sueco.
Gracias, galán. Eres un solete, sábelo.
Bien…
He ido ésta mañana a tomar café con las chicas y, como iba dándole vueltas a todo esto que te he contado, pues lo he comentado con ellas.
Me han dado la razón en parte, eso sí, solo en parte. Y es por eso que te digo que no me ha venido bien tanta moraleja y libros en mi infancia y adolescencia. Ya, los de la  juventud y madurez son otro cantar.
Ellas conocen mi situación. Mujer madura sola y sin compromisos.
¿A que no sabes que me ha propuesto una de ellas? ¿no?...un follamigo (ya ni la palabra amante se usa) Claro que después de la explicación, parece ser, que eso de amante, conlleva más cosas y compromiso que esto otro.
Según ella es la mejor manera para que el principe no se vuelva nunca sapo. O sea, sales de fiesta (cosa que no hago) y al primero que me guiñe un ojo me lo llevo a la cama, ea, sin más. A la mañana siguiente, si es que hay mañana, si te he visto no me acuerdo y a por otro… ¿eso es normal? ¿ves lo que te digo de mi choque interno? Creo que no sé moverme con el mundo actual. En algún punto me he quedado perdida, (la culpa es de Walt, fijo que sí)
Yo soy una mujer que necesita sentir algo y fuerte para acostarme con un hombre. La pasión, el deseo, son unos gramos en un kilo. No me gusta que me utilicen, ni ser una opción… ¿Quién usa a quién en esas historias? Yo no le hablado de cama, le he hablado de amor y romanticismo, y del caos de una fuente de creencias con las cuales nos hicimos mujeres… ¿acaso no me escucha?
Por alguna extraña razón, me he sentido vieja. Como si mis ideas fueran arcaicas y mis formas de Atapuerca. Me he mirado detenidamente por si era el eslabón perdido y no me había dado cuenta, o algo así.
El caso es que a ella le va estupendamente. Palabras textuales: está en el mercado (bien, yo no soy una merluza de pincho)  Un hombre que la escucha, la entiende y luego tienen sexo. No hay amor, ni sentimientos…eso sí, la escucha.
Pues solo faltaba eso, que encima no le prestase ni un mínimo de atención, joer.
No sé.., me he quedado un algo mal. Soy una chica tolerante, abierta mentalmente a todo aquello que me llega, no nado en mares de ignorancias, no soy estúpida, tengo mi cultura y mi formación. No juzgo si  la gente tiene follamigos, amantes bandidos o tres muñecas hinchables en el armario. En realidad sabes bien que no suelo juzgar a nadie nunca. Entiendo a la gente en sus cosas, aunque no comparta lo que hacen. No doy consejos, si piden opinión bien, sino me callo.
No busco nada, entonces no comprendo… ¿por qué me ha hecho sentir tan marciana, tan fuera de lugar?


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*


Pd... A ver, ya sé que se escribe Freud. Pero, éste. en concreto es Froid. 

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