jueves, 26 de enero de 2012

QUE VIDA ESTA…


Vestida de encaje y pluma
con paso solemne y frío
un misal en una mano
y en la otra un  rosario caído.
Afligida y cabizbaja
va de buena mañana
a rezarle al Nazareno
por los pecados capitales
del mundo entero.

Después de orar tres salmos
una letanía y dos penitencias
en compaña de comadres
recibe el sacramento
en majestuoso apocamiento
que tan Augusta forma representa.

Intachable y tan doncella
encamina sus pasos silentes
hasta el atrio de la iglesia…
Reunidas en corro formal
a lo pies de La Trinidad
empieza la información
de que oveja ha perdido el redil
para ponerla en salvación.

Que parece que la hija de la estanquera
tiene coliflores en lugar de sesos
pues calienta los andrajos a embusteros
y se presta para tal sofocación…
¡Que luego no se queje la ingrata!
de no saber de que gañan es la simiente
de su casta y, reniegue como una incauta
cuando ha sostenido con gracias
todas las entrepiernas prestadas…

Les falta cerebro y misa –dicen a coro
las beatas- y una buena mano de saber
quedarse en casa con las piernas cosidas
a la pata de la cama…

Y así pasa las mañanas entre campanas,
nuestra grácil doncella de alto lecho
entre misas y chismes fandangueros
de comadres febriles con mucha elegancia

Pero llega la noche y todo se torna pardo
se cambia misal por candelabro
y velo por manto rasgado de poca tela
entrelazado…
Se cierra la puerta de delante,
se tapan los cuadros y,
cuando el reloj fija los cuartos
y no queda nadie por las calles
se oyen unos golpes pertinaces
que requieren la presencia de la doncella.

Por la mañana enlutada;
por la noche rojo vergel
seguirá siendo sierva fiel
de todo aquel que pague.
Que como ya le decía su madre
en vieja tradición postrera
cada vez que te lo laves
queda el potorro fresco
y estrenado para el que avale...


*Rocío Pérez Crespo*
                                                         *Derechos Reservados*


 






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