miércoles, 13 de junio de 2012

EN EL DIVÁN DE FROID...VII




Hola, hacía semanas que no venia por tu consulta, así que, después de un café con mis amigas y una discusión un tanto abstracta, he optado por hacerte una visita. ¿Me has echado de menos? Por tu cara veo que no.
Voy a acomodarme, este diván me encanta desde que cambiaste los cojines. Ya no se me quedan los riñones para hacer sopa, ea.
Como sabes me gusta un chico, bueno…es un hombre hecho y derecho, de chico tiene poco. La cuestión no es esta, sino la compatibilidad entre los dos.
Por cierto, que sepas que es guapísimo, desde luego es la cosa más bonita que he visto en toda mi vida y, no solo por fuera, eh. Ya sabes el valor que le suelo dar al interior. Todo. Ya, ya sé que no te importa, pero a mi me gusta decírtelo.
Te explico el por qué de mis elucubraciones:
Según una de mis amigas, que es una forofa de los horóscopos, este hombre y yo no iremos muy lejos porque nuestros signos son incompatibles. Así como suena…In- com- pa- ti- bles. ¿Te lo puedes creer? Sí, te lo puedes creer.
Todos nos ponemos, desde que somos concientes de ello, el horóscopo que nos toca dependiendo de mes que hemos nacido. Y además durante un tiempo lo lucimos con entusiasmo. Yo soy sagitario ¿pero en que me parezco a un sagitario de libro? ¿Somos iguales el sagitario nacido en España que en África? Pienso que no, entre otras cosas por la propia cultura en sí. ¿Nos vamos a romper  la pierna el mismo día,  todos?
Para empezar no soy promiscua, cuando mi signo en sí es el más cachondo de todo el firmamento. ¡Vamos que en menos que canta un gallo me veo mirando al techo con un maromo entre las piernas! Ni creo que todo sagitario lo sea. Promiscuos hay en todas partes y en todo el zodiaco.
 ¿Entonces que hago? ¿Me hago promiscua para darle la razón? ¿O por el contrario cuando algo no cuadre le echo las culpas al ascendente?  Lo que me lleva a pensar ¿somos o por definitivas adquirimos esos rasgos que hemos leído infinidad de veces para convencernos que somos “megaguais”? Es que no lo entiendo muy bien, porque todos estamos orgullosos de nuestro horóscopo.
¿A todos los arqueros nos gusta el malva? A mi me gusta el verde y el turquesa, francamente no tengo nada que ver con lo que pone el ritual de los nacidos entre noviembre-diciembre.
Soy sincera y odio la mentira ¿Acaso tú no la odias? ¿A quién le gusta que le mientan?
Pero a lo que voy. Pienso que cada persona, independientemente de su signo zodiacal, es un mundo, formado por las circunstancias, educación y cien mil matices que hacen de nuestra personalidad lo auténtico y genuino. Si no somos iguales y cada ser humano es diferente a otro no puede tener los mismos rasgos tártricos o como quieras llamarlos que media humanidad, joe. Seriamos clones enclaustrados en un símbolo.
Pues bien, resulta que para conocer a ese chico que me gusta tengo dos opciones: cómprame un libro de unas trescientas páginas de su horóscopo, empaparme hasta las trancas de sus características y, evidentemente cambiar las mías (cosa que no puedo hacer) para trocar  esa incompatibilidad por la compatibilidad que preciso o irme directamente a que me hagan su carta astral (que según mi amiga, con saber la fecha de su nacimiento y la hora exacta no se necesita nada más) y de paso que me echen la buena fortuna para cambiar el curso de los acontecimientos o en el peor de los casos orientarme hacía ese futuro a su lado.
¿Dónde ha quedado la forma tradicional de conocerse dos personas? Si no funciona la relación, pues no funciona, pero será por nosotros dos, no por lo que nos marque un jodio horóscopo.
No creo que tengamos que recurrir a los astros para encarrilar nuestras vidas, sencillamente tenemos una razón, un conocimiento y alguna experiencia (unos más que otros) para darnos cuenta de las cosas.
En fin, que me he quedado mal con la charla, porque harta de discutir con ella que hay cien mil puntos que desbancan su opinión, no ha habido manera de convencerla. Y es más, me ha vaticinado el peor pronóstico de todos. Él me dejará por mi impulsividad  y esa franqueza que deja hasta los árboles helados, como si los hubieran regado con nitrógeno líquido directamente, hala…y yo, no comprenderé esa postura de guardar sus sentimientos en una caja blindada a prueba de bombas y terminaré por aburrirme  de rogar un te quiero.
Mi corazón, mis sentimientos, los suyos… ¿están escritos en un papel? ¿Están marcados por las estrellas?
Si es así,  resulta que no tenemos elección en la vida…ya no es ni tan siquiera destino, es sencillamente que tu signo sea compatible con el otro. Manda huevos…
Estoy desmoralizada, que lo sepas. Si la vida es compleja de por sí, si las relaciones humanas son francamente caminos de fondo, esto ya es la leche. Lo mires por donde lo mires…la leche.
Me voy,  no vaya a ser que se me caiga la lámpara en la cabeza que la veo un poco inclinada… por cierto ¿la lámpara también tendrá horóscopo? A ver si es libra y buscando el equilibrio azul me rompe el cráneo ¡hasta ahí podíamos llegar!
¡Ah! otra cosa. ¿Tú sabes de qué color tengo el aura?



*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

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