lunes, 26 de marzo de 2012

ENTRE CALAS Y CAÑAS DE INDIA…


   “La vida puede ser una inmensa cloaca o un hervidero de posibilidades” 
Delante de un vaso de bourbon sin hielo y, sonando en el ambiente Sweet Jane de Lou Red, con esa voz que a mi, particularmente, me hace recordar la espesura y lo cargante; el capitán Do, arrastrando los pensamientos, recordaba el mismo capítulo de su vida mientras hacia girar su vaso sobre la mesa de teca. 
Era una tarde de primavera, tibia y perezosa, se apreciaba el olor de las cañas indias y las calas que estaban plantadas por toda la terraza en macetas de barro. Del techo de troncos barnizados, un ventilador rustico daba vueltas a una velocidad casi inexistente. 
El capitán Do, era un hombre que rondaba los setenta años, alto y ancho como un armario. Viudo desde hacia treinta y con un carácter que rozaba casi lo melancólico y la profundidad. Se había ganado el nombre de capitán, por su afición a la pesca del sirulo que cada año organizaba desde que tenía veinte años, cuando su padre, campeón de la zona, le otorgó el testigo, después de que un accidente laboral lo dejara como un vegetal cinco años, hasta que Dios, se lo llevó.
En realidad Domingo Martínez, se había ganado la vida vendiendo seguros. 
Rellenó de nuevo su vaso. La mirada se le perdía en un abismo, en algún punto tan lejano que era imposible hallar un atisbo de vida. Bebió un largo trago y carraspeó en un acto reflejo. 
   “Los pensamientos son como caminos, cuando entras en uno de ellos, tienes que andarlo para llegar a destino” 
Mi voz atravesó la coraza con la que se había cubierto tantos años y nítida, se posó en sus oídos. Levantó los ojos y una media sonrisa mostró la ironía de la petición. 
Me acomodé en el balancín para centrarme en ese mundo que solo él conocía y, en el cual estaba muy interesada. 
     “La conciencia es la voz más dulce y más amarga con la que el hombre tiene que vivir” 
Lo volvería a hacer mil veces, si mil vidas me otorgasen. La santa encarnación del bien durmiendo en la misma cama. Abnegada mujer de aroma suave y limpio, con esas manos como porcelanas y los ojos con tales destellos que al mirarlos me acercaban al mar. 
Puta… 
La que planchaba mis camisas y hacia la comida diciendo entre sonrisas que era puro amor. 
Soberbia puta. 
     “La realidad muchas veces la enmascaramos con rutinas” 
Cien gotas de sangre no valieron para calmar mi furia y, sentí un gozo sublime cuando note como su cuello se partía entre mis manos. Cuando sus ojos dejaron de tener esa luz y solo quedó en ellos el pánico, el despojo en el suelo, fui tremendamente feliz. 
Había repartido justicia. 
     “El hombre es un trastero que apila lo que no vale y quiere hacer casa con ello” 
Me bebí las últimas iras, desmembrando su cuerpo y despellejando esa maldita piel que había sido cuna de tantos hombres. Hoy me sostengo rememorando esa tarde de invierno. El calor de los leños en la chimenea, las ventanas nevadas y la mortecina apariencia de saberse superior a mi. Me estuvo mintiendo desde el día que nos casamos. 
Embustera. 
     “La justificación es una indicativo de lo mal engendrado” 
Desde entonces tengo las mejores calas y las cañas de indias. Le gustaban mucho, hice honor a sus flores, se alimentan de su podredumbre. Denunciar su desaparición fue sencillo. Todos, menos yo, conocían su destreza con las braguetas. Dieron por hecho que se había largado con el primer tío que se lo propuso. 
 A día de hoy, me siguen trayendo bizcochos y, mirándome con pena, de alguna manera, ellos creen que mitigan el dolor que me causó su marcha. 
 ¡Si supieran que desde ese día…! 
     “El hombre lleva el mal dentro y se jacta de él” 
Treinta años…la muy puta. 
     “Si al prestar atención no oyes nada, es que estás muerto” 
Dejó de pensar. En su cara se dibujo el temor… 
- ¿Quién eres tú?
 - Tengo tantas caras y tantos cuerpos como moradores en la tierra. 
Sus ojos se estrellaron con los míos, vio su figura retratada en mis retinas. La monstruosidad de su conciencia chocando con lo hilarante de mi rostro. 
 Mi rostro, la dulce y suave expresión de lo eterno… 
     “Tormentosas almas gastáis los humanos” 
     “Ni tan siquiera donde vas tendrás la paz que necesitas” 


 *Rocío Pérez Crespo*

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