martes, 30 de octubre de 2012

SIGO A TUS PALABRAS...





Y de pronto tú y, de nuevo yo, habilitando esos espacios que tienen sabores viejos. Una manzana verde, un café esperando, el chocolate que sustituye a tu piel, el trozo de pan de ayer untado con mantequilla.
Me hablas…
Te escucho, mientras busco en tus palabras aquellas que me hacen eterna y me ubican en tu memoria deshabilitando estados.
Play.  
Me  enciendo…
Como esas canciones en el cassette de doble pletina que rallaban los tímpanos y hacían florecer las fantasías, las que me saben  a juventud, a guateques, a minifaldas, a un mundo entero por descubrir donde aquella Juana de Arco, guerrera, intrépida y aventurera, era mi propio espíritu.
Y sigo a tus palabras. A tu voz, a tu calma. A esa paciencias que tanto reclamas, a esos colores, que sin ser míos, encienden los días y blanquean las páginas de un libro todavía por escribir. Quizá no seamos ni el punto y seguido de la historia, ni la coma, ni el acento y, posiblemente no llegaremos a vernos reflejados en los vértices del papel, pero sé, que  la primera hoja donde se imprima el titulo, brillará con la intensidad de un rayo de sol.
Of.
Me apago.
Te escucho…


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

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