miércoles, 22 de febrero de 2012

BAJO LA LLUVIA…




En la tempestad te vi llegar, desnudo y desprotegido, con las secuelas de la lucha encarnizada asomando en tus ojos. No quedaron lagunas donde flotar en paz contemplando un cielo cualquiera y, el poco verde que se mantenía en pie trocó su tono por un mustio y desganado opaco.
Te advertí que no se puede pugnar sin convicción, que la coraza  más sólida es miga de pan, si el corazón no palpita al ritmo de tu espada…
No escuchaste nada.
El campo de batalla más cruel es tu propia conciencia, la que te dice en voz alta tu tremendo error. La que grita mi nombre sin piedad y con tres palabras sacude hasta el último hálito de esa magnánima dignidad que te mantenía erguido y colmado de seguridad.
Esa. La misma que has callado tantas veces, convencido que eras el mejor. Que contra ti nada se podía…para la que nunca has estado  preparado.
Te dije que pasaras y calentases las manos en el fuego de la chimenea que abandonaste sin condición. Sin mirar, sin compensar, sin tan siquiera dar una explicación.
Con la mirada perdida y la derrota en los labios, sólo atinaste a emitir una palabra, la única verdad que te he conocido…



*Rocío Pérez Crespo*
Derechos Reservado

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