sábado, 9 de noviembre de 2013

EN EL DIVÁN DE FROID…X





¡Por los clavos de Cristo, cuanto tiempo sin verte! Y no te creas, que acordarme, me he acordado muy mucho de ti, galán. Lo que ocurre es que mi tiempo es limitado y tengo que ajustarme a unos horarios un tanto precarios. Pero mira…, ahora que tengo un rato de ocio me he dicho, ve a verlo, te sentará bien. ¡Y aquí, estoy! Dispuesta a vaciar esos malos rollos que tanto me atosigan.
Vaya, se te ve estupendo. Tan jovenzuelo como la última vez. ¿Te sigues tiñendo el pelo? Sí, ya lo creo que sí. Como sigas así a la vuelta de unos años vas a tener el “casco” como el betún  y el bigote con cuatro pelos blancos. Te cantaré la canción aquella de los payasos…Creo que tendrías que ajustarte un poco más, ir más acorde con los años y envejecer como es debido.
No te vaya a pasar como a esas actrices, famosillas y gentes con posibles, que de cara parecen niñas y de cuello para abajo estropajos viejos. Incluido el “chichi”. Siempre me he preguntado ¿Qué contraste tiene que hacer, visualmente hablando, ver a una mujer que de cara tiene 30 años y de potorro 60? “To colgandero”…ag.
Anda y quita esa cara de susto que la verdad siempre será la verdad por cruda que se presente.
¿Me puedo tumbar en la cherlon?
¿Si? ¡Que majo eres, Señor!
Bueno…
Esto que te quiero contar, para que tú, despacio lo analices, es algo que me viene sucediendo un tiempo.
A ver, resalao… ¿Tú tienes “guasap”? Es que si lo tienes es mucho fácil entenderme, pero como me digas que no, te tacho de tío loco, quede claro. Quién no tiene de eso, como el que no tiene “feisbuc”, no existe en el planeta. Así es como piensa el mundo, así de simple.
Estamos rodeados de gente que ni nos rozan. Pensamos, mal pensado, que vivimos acompañados y, cuando apagamos el ordenador o el móvil, la soledad nos envuelve hasta hacernos reventar. Pero eso no es algo que me incomode, ni por lo que he venido a verte, no. A fin de cuentas, cada uno llena sus espacios con lo que quiere o puede. Y los mundos virtuales son otra herramienta para hacer: guapo al feo, simpático al intratable, inteligente al tontoelhaba, romántico al frío, Angelinas Jolies a mujeres que nunca saldrán de su rutina y, donjuanes a hombres que  asustan al miedo. Es un mercado enorme, donde cada uno se acopla a sus necesidades. Y donde unos pocos, miramos sin dar crédito y nos preguntamos qué hacemos ahí. Eso sí, seguimos ahí. Por algo será…
Bueno, voy a contarte lo que de verdad me interesa, por lo que estoy aquí.
Como bien sabes, tengo un trabajo un algo estresante. Pero no contenta con ir con el culo apretao todos los días, tengo un móvil que se ha convertido en un martirio (con lo contenta que me puse el día que lo compré, ¡por Dios!, esa pantalla grande y hermosa… ¡Virgen!) No se me ocurrió otra cosa que decirle a una de mis hijas que me descargara el dichoso “guasap”. Aplicación gratuita, así podría hablar de forma cómoda con todos mis familiares y amigos.
Pues bien, craso error…
Aunque en principio era tal y como yo tenia planeado, con el tiempo también se convirtió en un utensilio de trabajo y en una pesadilla.
Un grupo donde entran las ocho personas que están a mi cargo y, que eso parece más un sarao que un “guasap” de trabajo, y un jefe que lo usa  para comunicarse conmigo a la hora que sea menester.
En fin. Lo del jefe tiene pase, es casi comprensible, pero solo casi… ¡eh!
Y luego está lo de mi amiga Micaela, que eso ya es otro cantar y además, “profundico”, vamos, cante jondo.
Como yo no soy de la generación de los brackets y los iphone última tecnología, sino de  aquella que la sonrisa caía como la naturaleza disponía y la comunicación universal era una madre gritando desde una ventana… ¡sube ya mismamente o te la cargas en cuántico venga tu padre! Me encuentro de golpe con un chisme sonando a todas horas y, que no respeta ni el descanso.
¿Te aburro? ¿No, verdad?...mejor para ti, chato. Que con lo que te pago por cada sesión de éstas, lo último que me apetece ver es ese sopor que te embarga de vez en cuando.
Sigo…
Henchida y arrebatada, en una de esas consigo localizar la tecla necesaria para silenciar el jodio grupo, pero cual es mi sorpresa, cuando me doy cuenta que solo se puede acallar el grupito.  Los agregados no,  no hay manera, esos van por libre. O silencias el teléfono entero o nada…O calvo o con dos pelucas, ea.
Y para colmo, tienes que tener la memoria suficiente para acordarte que el chisme diabólico puede sonar en los lugares menos indicados. A saber: funerales, misas y demás momentos de compostura, recogimiento o/y educación social. Por lo tanto tienes que estar al quite de silenciarlo a no ser que quieras ser la diana de todas las miradas críticas que tengas en un radio de quince metros a la redonda. Vamos, que encima parece que en lugar de ser comprendida por un sonido electrónico impertinente que todos llevamos encima, te otean como si hubiera osado salir por bulerías con palmero incluido.
Pues llegados a este punto, llega el colmo del dichoso “guasap”.
Resulta que te conectas y cuando dejas de estarlo, sigues  en línea, ¿cómo se come eso? Yo no tengo ni idea, pero he quedado como mentirosa más de una vez. Según mi amiga Micaela, estoy ahí pero no le hablo. Por más que le digo: mira bonica, yo a esa hora estaba acomodándome para dormir la siesta. Pues no, dice que no y que mil veces no. ¿Y cómo demuestro eso? No tengo ni idea, pero me está fastidiando de una forma insufrible. Todos los días con la misma cantinela.
En fin, Froid, que la gente ya no habla entre ellos. Se ha perdido el gusto por la conversación convencional,  ahora se habla por medio de una maquinucha. Vamos por la calle tecleando hasta casi dejarnos los dientes en la primera farola. Incluso ha habido algún que otro atropello por ir el peatón en pleno debate con el teclado. Que por cierto, todo hay que decirlo, es pequeño y ridículo. Cuando marcas una r te sale una t (síndrome de los dedos gordos o como alpargatas)  y terminas leyendo un galimatías del quince. 
Vamos, que como me cruce un día con el inventor de ese Chat, le pego una yoya que no lo encuentra ni Paco Lobatón.
¿Ves lo que sufro?
Me doy cuenta por tu sonrisa y tu asentimiento, que tu también sufres ¿a que sí?
Ains, que “moernos” somos y que poco preparados estamos. Y con todo lo que te he contado, no llego ni al meollo, me quedo corta, muy corta. Eso lo dejaré para otra sesión, así tengo la excusa perfecta para venir a verte.

Me voy ya, por cierto…la cherlon es comodísima. Y recuerda, galán, aprende a envejecer como se debe, no hay nada más sensual que una persona que sabe estar en conjunto con sus arrugas y su…tono de pelo ¡ja!
Dame un beso anda, y sonríe, sonríe…no dejes nunca de sonreír.



*Rocío Pérez Crespo*

2 comentarios:

  1. Fantástico, como siempre.
    Por cierto, ¿no te planteas lo que te dije de los monólogos?
    Un beso grande y un abrazo, preciosa.

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  2. Hola, Ana...No, no me planteo hacer monólogos, aunque me encantan escucharlos, Siempre me valgo de ellos para esas horas que una necesita reír, si o si.
    Un beso grandote y mil gracias, querida amiga.

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