miércoles, 29 de junio de 2011

VEINTICINCO…

                                   Alcanzar la plenitud, es entrar en tú mirada…
En el consuelo de tú profundidad cuando rozas mi alma y te sostienes en lo etéreo como una luz blanca.
Sentirme segura, es rodear tu cuerpo con mis piernas, notar el tacto suave que me eleva desde los tobillos a la espalda enervando mis fuerzas.
Lo demás es todo secundario, el cielo y la tierra…esa nube que tapa a la luna y esta habitación seca donde dos mortales se consumen y dos energías despiertan.
Donde los silencios son palomas mensajeras, ni duelen, ni engañan, ni cabrean…y unas manos tiernas acarician como sedas una carita de ángel en la espera.
Llegar a ser yo misma…es tener tu nombre en mis dominios, tatuado a fuego vivo, allá,  donde ni sé que existo.
No soñar con los ojos abiertos, porque el sueño es el aliento anhelado que ya no preciso, si no esperar despacio a que el dios del ocaso venga y me lleve en su regazo, mientras yo voy cogiendo espacio entres tus calidos brazos.
Alcanzar la plenitud es ser tu propia piel y tus calladas lágrimas, tú ilusión, mi bendición…la magnánima estampa que protege a ésta incauta enamorada…



*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*

(Imagen bajada de la red)

2 comentarios:

  1. Incauta enamorada?? Pero, si conoces el camino, jeje
    Camino de ángeles y palomas mensajeras...
    Bello poema, como es habitual, gracias por eso.
    Saludos

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  2. Muchas gracias Omar...pero en el fondo yo creo que todo enamorado es un algo incauto aunque conozca el camino...por lo menos es más vulnerable...agradezco siempre tus buenas palabras para mis tareas...besos.

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