jueves, 17 de octubre de 2013

NO ME ESTÁIS DESCUBRIENDO NADA...





Momentos interminables, segundos que parecen horas. Miradas que se vuelven necias, voces que ya no ocultan sus antipatías.
Mi voz clama venganza ante el inconmensurable despropósito de estar aquí, en el centro de un círculo que no tiene núcleo. Soportando como se satisfacen con palabras prestadas que no llegan a destilar ni santiguándose o parafraseando una cita ambigua que nada tiene que ver con ellos. Recalcando con prepotencia un mensaje que siglos pasados un sabio dejó pegado en sus faldones, y que lo llevan pegado a la frente como si lo hubieran escrito de puño y letra.
Hoy, a esta hora, cuando los últimos rayos del sol se filtran entre las ramas de los sauces y las mulas, son meras estampas de infancias insostenibles, acentúan una vez y mil veces que el equilibrio, como la diferencia son estados imperturbables. Y no se dan cuenta, que nada los diferencia…Que la romana que los define, está inclinada a la derecha, en el lado opuesto del corazón.
Y es que, no se puede ser individual en un colectivo férreo de palmadas en la espalda, que cuando uno dice: ¡bicho! porque bicho es lo que percibe,  los demás corean ¡gusarapo! apuntándose un tanto por aplicar, sencillamente, un sinónimo que es menos prosaico. Más poético, con más métrica, más estable e infinitamente más perverso…



*Rocío Pérez Crespo*


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