Siente, corazón, vuelve a sentir
una vez más. Quiero reconocer con tu latido la grata sensación de plenitud que
un día se heló en la rama del cerezo, rebosante de nieve y miedo de aquel invierno níveo que cegó mis ojos y congeló mi
voz.
No me niegues el privilegio
encerrándote en los abismales huecos del raciocinio, repitiéndome a cada
segundo que el tiempo se detiene ante el fruto descolorido, lo irreparable de
tu bombeo.
Sé que has hecho el intento,
calentando la rama con el calor de mi cuerpo, dejando que me viera en la mirada
infante de una tibia primavera que no me pertenece.
El pretérito agónico solidificó
la confianza, la alianza entre mi mente y tu pulsación, dejándome en una jaula
oxidada carente de vida y a ti, protegido en alguna nota extraña de cualquier
canción.
Vuelve a sentir, amor.
*Rocío Pérez Crespo*
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