martes, 12 de julio de 2011

DESVARIOS VIII...

Sucumbo ante la derrota de mi ánimo Soy liviana, me asemejo a una pavesa que flota en el espacio a merced del viento. Me elevo y me pierdo en el infinito del firmamento. Me cuelo entre las nubes, me escapo del trueno, me mojo con la lluvia y no siento miedo. Más sin embargo todo es negro, no contemplo el azul del cielo. Mis ojos están expuestos a la realidad que llevo dentro. Todo es bruno, mi mirada, mis manos, mi caminar eterno.
No tengo magia, ni encuentro satisfacción en los momentos ciertos, aquellas mañanas cuando despertaba serena y en paz, se han ido muriendo.
Quizá fui yo misma quien los durmió con nanas contenidas, con el afán de que no me hirieran  por más tiempo y tener un alma, más o menos limpia,  para irme  a la otra vida con los ojos secos.
Ahora, no siento calor ni frío…solo una angustia que agarrota mis sentidos. No queda libertad, ni armonía cuando todo está perdido. Pero lo más sofocante es no querer encontrar, bajo ningún dominio, aquello que se ha extraviado entre sal, dolor y desafíos.
La historia de mil vidas queda reflejada en la mía…a fin de cuentas no tengo elegancia ni exclusividad para llorar por mi propia apatía, mi falta de fe y mis desdichas.




*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
(Imagen bajada de la red)



2 comentarios:

  1. llorar no es ningún sinónimo de elegancia, en todo caso...es el alma transida de dolor.
    muy buen poema, saludos

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  2. Muchas gracias Omar por tu amabilidad siempre...besos.

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