martes, 20 de agosto de 2013

LLEGARÁ UN MAÑANA…




Vomitas sobre mi nombre como si no importase. Nutriendo a tu razón con un alimento que parece fresco y apetecible, pero que al chocar contra tu masa, se descompone, llenándolo de larvas y viscosa baba que pudre.
No existe memoria en el calendario y, memoria es en lo cotidiano,  renunciando a un pasado que sin embargo regurgitas a cada rato, masticando el fétido sabor del engaño hasta sentir tus venas colmarse de peste negra.
Callo. Y el silencio entumece mi conciencia.
Grito, imploro y las lágrimas invaden las tripas hasta levantar la nausea.
Llegará tu voz en la mañana de un futuro abrupto; el perdón reflejará las ansias y esa alma atormentada relajará sus alas. Mas no encontrará benevolencia en los huesos que castigaste, en el corazón que no valoraste…
Te quedarás con la carga y si acaso te fallan las ganas, no preguntes por qué te vuelvo la cara.
Un millón de horas atesoran los juramentos escupidos  sobre la tumba de mis muertos y,  en los oídos sordos de tus ancestros.




*Rocío Pérez Crespo*

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