TU PAZ…

Algún día, apostado en mitad de la calle

o mirando un cielo plomizo, te preguntaras:

Si fue necesario o  pura necedad.

Lloverá  sobre tus sesos  un recuerdo,

tan liviano, como un perfume suspendido en el viento.

Sentirás que me echas de menos y,

al intentar recordar mi cuerpo

pedirás perdón por no reconocerlo

sacudiendo el alma encastrada

en las aristas  torcidas de un viejo reloj.

Posiblemente dure un segundo

la eternidad que te envuelva,

y, machaque las papilas la amargura

de un pasado, recomponiendo los estados

en perpetuos lazos desechos.

Te dirás, que hallar tú paz,

implicaba alejarse de un mundo ingrato,

saltaran esas  palabra en pedazos

cuando te des cuenta que ni paz buscaste

en mi abrazo.

Algún día, al doblar una esquina

creerás verme en los espejos del tiempo,

pero al mirar detenidamente

solo encontraras tus ganas reflejadas

en la retina de lo muerto.

Sentirás por tus propios criterios

que el dolor llega a  ser tan austero

que no necesita envoltorios, ni anestésicos.

Pronunciando mí nombre en silente

derecho, obtendrás  como respuesta un sordo eco.

Posiblemente, harás culpable al destino,

poniendo en sus augures coloreados

el trueque injusto al que te viste sometido,

para relajar los nervios crispados

que circundan incansables por tu ombligo.

Te dirás, querido mío,

que si hallaste la paz en pos de un olvido,

no sabes a cuento de qué  duele tanto este recorrido,

y la razón, que sabe por donde caminan los caminos

pondrá ante tus ojos lo justo, lo injusto y lo no reconocido.

*Rocío Pérez Crespo*

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