miércoles, 4 de marzo de 2015

EN EL DIVÁN DE FROID...XI




Esto no es viento, esto es un céfiro  cabreao y con mala leche…porras que día más espantoso.
Hola, Froid. Pensarás qué dónde he estado metida todo este tiempo, y yo, sincera y directa te diré: observando el mundo y a sus habitantes. Sentada, con los pies colgando sobre el orbe cómodamente instalada en  una nube de algodón. Poético ¡¡eh!!
Pero no. En realidad he estado trabajando como si no tuviera otra cosa que hacer, y claro, evidentemente hasta las neuras quedan relegadas a un quinto plano.
Y no hubiera venido, si aquella tarde de diciembre, en pleno aburrimiento supino aderezado con un cansancio desmesurado, en lugar de entrar a esa página de contactos, donde se me ofertaba a unos hombres de escándalo de los que quitan el hipo, las penas y los dolores; dejando a George Clooney a la altura del betún,  hubiera optado por lo más sensato: ir a dormir la siesta. Pero mi curiosidad ganó la batalla a la cordura y, aquí estoy…
¡Vaya! Has cambiado la decoración. Este nuevo look le quita seriedad al gabinete. Parecemos menos trastornados los que nos tumbamos en la cheslong. Sobre todo has acertado con esos almohadones verdes y morados. Y  la lámpara…vaya araña más, más, más… ¿zancuda? Bueno, es igual, el conjunto es  precioso. Me gusta.
A ver, resalao... ¿dónde has escondido el cenicero?
No me levantes la ceja, que ya me conoces…
Bueno, pues como te comentaba –que cómodo se está aquí- en diciembre, en una tarde tediosa y fría, entré al correo para despachar los mil e-mailes que seguramente tenía en la bandeja (ironía) y,  me choqué de frente con el anuncio de una página de contactos. Por cierto, que es una página con cierto “prestigio”, se anuncia en  televisión y todo... ¡Ahí es nada! Pues eso, que me salté a la torera todos mis principios y con una osadía propia de un diestro…para adentro.
Después de rellenar como cien formularios, con la sensación latente de parecer que iba a pertenecer a un club selecto de razonamientos profundos, (lo digo por el papeleo virtual)  donde dejo gustos, aficiones, preferencias esenciales y existenciales y,  hasta la talla de sostén, por fin me asignan un página personal no sin antes depositar la cuota establecida. Porque claro, si quieres relacionarte, tienes que pagar. Una página tan personal que es igual a todas las demás. Pero bueno…ya puedo empezar a conocer a tanto hombre guapo, interesante e inteligente de morirse.
Primera impresión Froid…
¿Hombres guapos de morirse? Sí, de morirse del susto. Para empezar me han ofertado una publicidad engañosa, pero además sin parangón ¿Interesantes e inteligentes? Déjame que lo dude. Alguno seguro que hay, yo francamente, solo me he topado con dos.
Pero, si he dado con una banda de clasistas que no hay ni por donde agarrarlos. Debe ser, no, es...es;  que como la página es de pago, la gente que entra es en un noventa y cinco por ciento, son diplomados, licenciados, “masterizados” y condestables. Vamos, un compendio de virtudes. Eso sin contar que todos son: románticos, cariñosos, estables, practican deporte de riesgo,  hablan cinco idiomas, más bien agradable de ver y, un largo etc… Pero eso no es lo que me preocupa, a fin de cuentas, cada uno dice ser lo que mejor le parece. Yo me ciño al dicho tan fantástico que dice: hablar idiomas es un don, pero saber mantener la boca cerrada en cualquier idioma, eso es una virtud.
Bueno, ya sabes que en estos extraños lugares de las redes sociales, inventarse una vida es lo más sencillo del mundo, volar sin necesidad de alas algo factible y ser la versión guapa de Pitt (si esas facciones se pueden mejorar) un hecho “probado”. Los espejos están mal calibrados o la vista de más de uno muy mal graduada. La autoestima al poder, puñetas. Es que hay que quererse…
Eso sin contar, que una cosa es como tú crees que eres y otra bien distinta como eres de verdad.
Claro, después de leer esos perfiles, una se queda minimizada y un algo trastornada. ¿Guapo? Pues será que tienes la beldad en los dedos de los pies, chato (para los que ponen su foto) Luego están los que son tan sumamente hermosos, que ni foto colocan, no vaya a ser que no puedas resistir tanta hermosura facial y caigas babeando encima del teclado con los ojos en blanco y jurando que has tenido una experiencia religiosa.
El colmo de los colmos es cuando te contactan. Foid, créeme cuando te digo que ahí tienes un filón. Si haces oferta te forras.
Se pueden seleccionar por bloques… ¿quieres que te lo cuente? Evidentemente que quieres, sino para que estoy aquí ¿cierto?
Pues verás…
Entiendo que somos un puñado de gente sola y que pertenecemos a un submundo donde hemos perdido, sino la cadencia, sí la fórmula de acercamiento. Tú mejor que nadie sabe, que el ser humano está diseñado para estar en compañía y, que en los divorcios y separaciones, la sensación de fracaso aflora. Te desubicas. Y te da por plantar geranios o por saltar en paracaídas desde la aguja del edificio Ford, aunque te “escaralles” o te dejes las prótesis dentales en el alféizar del quinto piso. Lo que sea, para encontrarte de nuevo después de tantos años de convivencia y de ser un ente que se movía por la vida a expensas de…independientemente si eres hombre o mujer.
Te quitas los pantalones de pana y te enfundas en un traje de neopreno que te queda como a un Cristo dos pistolas. Así con par. ¡Quién dijo miedo!
Sigo…
Primer bloque: los atlético-musculado que practican toda clase de deporte incluido los de riesgo y viajan más que el AVE. Se pasan la vida corriendo, subiendo montes, practicando vela, catamarán y buceo sin botella. Eso sí, luego no diferencian una almeja de un mejillón.
Rasgo en común: cincuenta años como las cincuentas sombras, licenciado o superior, guapísimo de la muerte (según ellos), con una superioridad que acojona y, un complejo de Buzz Lighyear preocupante.
Por regla general no ponen foto y, si la ponen, salen de espaldas o practicando algún deporte de riesgo dejando patente de sus intensas vidas, con el culo en primera plana. Lo hacen con el firme propósito, como te he comentado anteriormente, de proteger tu corazón de un infarto ante tanta contemplación de belleza supina. Los ojos no están diseñados para esas exposiciones y claro, la entrada por el iris de tanto míster madurito atlético y vigoréxico,  es probable que colapse hasta las arterias y nos pueda dar  un jamacuco. O, al lado de algún monumento que no deje lugar a dudas de sus paseos por el mundo mundial
Las conversaciones con esta clase de personas se reducen a un coqueteo (por parte de ellos) insufrible donde el yo es absoluto y, donde dejan reflejado en tres renglones lo cultos, formados, poliglotas que son. Un tercer grado abominable y la exigencia de que le mande una foto reciente (como si las que tengo en mi perfil fueran del año de las piñatas verdes) cuando ellos permanecen en el anonimato y no salen de él ni por educación. Por cierto, mucho nivel pero educación justita,  que eso es gratis y no tiene postureo. Está muy trillao ser educao.
Evidentemente, en el momento que les comento a lo que me dedico; que los viajes que practico no son relevantes, y que el gimnasio y yo discutimos a muerte hace unos cuantos años, ni que decir de subir riscos como si fuera una cabra, salen espantados. No vaya a ser que se les pegue la normalidad a algún músculo y la caguemos. Eso sí, cuando alguno (los menos, contados con los dedos de una sola mano) te enseñan su foto…Virgen del Consuelo ¿eso que es? Eso sí es un deporte de riesgo, eso. Y no sobrevolar el Gran cañón con un parapente remendao.
Voy a encenderme un cigarrico que me estoy agotando hasta de contártelo…De verdad que comodidad. Se está a gusto entre estos almohadones. Todavía recuerdo aquellos cojines que te dejaban los riñones para hacer caldo. Y lo feos que eran…
Vamos con el segundo bloque: Los acojonaos.
Rasgo común: Más de cincuenta años. Salidos más que el pitorro de un botijo, coñe. Hartos de la vida, de buscar, de no encontrar. Recalcitrantes de su sofá y desconfiados con todo aquél que no sea de su pueblo.
Suelen ser licenciados o diplomados, pero sin tanto ego. Practican deporte de poco riesgo. A saber: fútbol, senderismo y caminatas callejeras.
Con ellos se puede tener una conversación normal, sin egos ni excentricidades,  donde no te hacen pensar que el eslabón perdido está aquí y  no  en Atapuerca como dicen los arqueólogos.. Eso sí, a poco que te descuides ya te están hablando de sexo y si pueden quedar para practicarlo, mucho mejor. Después de vuelta a su sofá y si te he visto no me acuerdo.
Bueno pues a todo esto que te estoy contando, Froid, añádele eso de cariñosos, románticos, fieles… ¿a que no cuadra? Exacto, no hace falta que admitas lo evidente…no cuadra ni con regla y compás. Todos confunden amor con deseo. Pura lascivia con romanticismo y te voy a tocar las tetas hasta que suene la sinfónica, con cariñosos. Lo de fieles, sí, hasta que den con otra tía cañón que les rompan los esquemas. Los hombres son como una gripe, siete días de subida, siete de bajada y de esa cepa no vuelves a infectarte más.
Y el tercer bloque, ¡tachaaaan!: Los casados. ¡Toma castañas pilongas!
Con estos no he hablando, pero sí he leído sus perfiles cuando se han acercado al mío y han depositado todo osados un real flechazo para llamar mi atención.
Rasgo común: De todas las edades. Aquí entra de todo, diplomados, licenciados, masterizados, condestables, bachilleratos, institutos o inferior. De todo, no importa. Lo realmente importante son ellos y sus ganas locas de salir de sus vidas sin romper un vinculo sagrado. No se sabe si practican deporte porque no lo especifican, en su lugar colocan unas graciosas líneas discontinuas. Al igual que en su estado civil.
Así que de estos, como no los conozco ni quiero, no puedo hablar nada. Solo lo que intuyo cuando leo sus demandas.
El caso Froid, que entré por curiosidad y me he quedado por estudio. Es digno de ser estudiado cuidadosamente.
El rechazo por no ser una mujer cañón es tan claro, que hasta araña. La antipatía por ser una mujer normal, como en el fondo son ellos, aunque en las formas quieran aparentar una imagen prestada, es demoledora.
La sensación que te queda cuando terminas de conversar con ellos de que son seres de otro planeta, es tan evidente que me pone los pelos de punta.
¿Tú crees que si ellos fueran Brat Pitt  al igual que nosotras Angelina Jolie, estaríamos allí?
Somos hombres y mujeres normales, pero de una normalidad que asusta…con unas vidas cargadas que no te deja espacio para salir a la calle y encontrar a tu pareja a la vieja usanza. Punto.
¿De verdad alguien puede pensar que una carrera compra un corazón? Evidentemente sí, o ¿Que un trabajo honrado no diplomado se considere tan barriobajero como para rechazar a la persona que lo ejerce? También. ¿De verdad se puede estar más desubicado? Sí… ¿Hola? ¿Queda alguien en el planeta tierra? Porque parece que todo el mundo se ha ido a Marte y han regresado con el seso hecho gelatina.
Y eso, querido amigo, es un fiel reflejo de esta sociedad. De lo mismo que te vas a encontrar en la calle. Personas hueras que se miran en todos los escaparates y, que sueñan y siguen soñando solo con una cosa: esa mujer sumisa y cañón que los pongan mirando a Cuenca en la cama y que tenga tantos títulos como él. Aunque la mitad sean comprados y la otra mitad prestados. Porque otra cosa, déjame que lo dude…
Románticos y cariñosos… ¿se lo preguntamos a sus ex? Es como si le pregunto a mío ¿a que yo se callar siempre que hay una bronca? ¿A que no te contestaba cuando te ponías loco?..¿A que no? Porque evidentemente, me miraría con cara de palo y diría…tú, tú no te callas ni debajo de agua.
Creo que es la consulta más larga desde que vengo a este gabinete. Sin embargo tengo la sensación que me dejo mucha información. Como te decía anteriormente, esto da para mucho.
Me voy a marchar. Total no voy a arreglar el mundo, ni el mundo me va a apañar a mí. No a esta edad y con unos valores bien arraigados.
Luego si tengo un rato entraré de nuevo a esa página a ver si se alinean los planetas y encuentro al hombre diseñado para ésta mujer, que sin ser cañón no está mal del todo. Abuela que no tiene una…
No te rías puñetero…Estás mucho más guapo sin tanto pelo negro, así natural. Dame un beso chico de las estrellas y no olvides sonreír siempre…

*Rocío Pérez Crespo*



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