domingo, 10 de marzo de 2013

LA ÚLTIMA TONALIDAD DE UN VERDE QUE SE APAGA…





Digamos que…Pasaba por aquí y, me detuve un ratito entre las letras, los fondos oníricos, las bailarinas azules de Degas, el óleo de la mujer de rojo de Khon y esas caras, algunas desconocidas,  que se han hecho familiares para mi.
Digamos que, de vez en cuando, recuerdo que escribía, formado historias que nada tienen que ver conmigo en su mayoría, solo el hecho de haberlas creado, de haber fantaseado hasta parirlas y, disfrutado con ellas hasta  la última coma, hasta esos tres puntos donde doy por terminada mi tarea.
Digamos, por decir algo, que mi cabeza ha dejado de soñar y el corazón, demasiado cansado no recoge las sensaciones de antaño, que los ojos no miran con la sutileza de tiempos pasados y la piel, se ha tornado más real que nunca.
Los dedos no marcan nada sobre el teclado, el papel virtual tan inmaculado, permanece sin mácula en eterna espera…
Digamos que…La luna ya no es aliada y, que las magias de las hadas, las chispas de los duendes,  se las llevo este invierno una borrasca cargada hasta las trancas de tempestad blanca.
Ya no es relevante, ya no es mi forma de expresarme…eso lo voy dejando para todos aquellos que a raíz de un nada se han convertido en un mucho con sonidos de tantanes.
Digamos que…Nadie me echará de menos y lo más curioso, es que me importa un bledo.
Y ahora al llegar el final de este tono verde que se apaga, de dar todo cuanto fui sin esperar recompensa de nada,  recuerdo las palabras de una amiga que me suele llamar “mi hermana”…Niña, el tambor de la soldadesca, aunque parezca una ironía,  también es tropa y también cuenta.
Digamos que…Pasaba por aquí por decir algo……………………..


Rocío Pérez Crespo.

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