Abrasa la espesura en las tripas
con la maestría de mil tóxicos. Traéis el ácido a mi paladar, la sangre se hace
más densa; no tengo salida.
En esa vía muerta sobre unos raíles cargados de herrumbre,
carente de todo aquello que me hace correcta, renace el animal que me habita;
la esencia primigenia de mi identidad.
Sin trabas, sin velos, sin
barreras…me convierto en lo que más teméis.
Soy roya en el verde de vuestras
colinas y, el verbo malsonante de los ecos. No atiendo a justicias de pago
barato, ni a injusticias solapadas en justicias de grandes arcas henchidas.
Pienso a libre albedrío y como
con los dedos el alimento de la tierra, no me tapo con manteles los muslos sobados
ni bebo en talla fina el vino agrio de la descendencia; aquellas que de grana y
oro dejaron las mesas puestas…para que llegarais vosotros, bastardos insurrectos sin credo,
apostados en unas obsoletas y absurdas creencias de pancartas carroñeras; de
pan con pan sin nutrientes y, a falta de
bocado grato devoraseis con entusiasmo las despensas, que no eran
vuestras, sino compartidas.
No intentéis manipularme con esos
dones de resabiado, haciéndome creer que es rosa el negro papel que habéis manchado. No me valen los argumentos cuando de
pésimas demostraciones tengo un muestrario lleno y en mi cartilla cada
trimestre se acuña un sello. Sois meros alegatos sin ningún hecho, porque lo
que no se hace de corazón, sin importar los egos y las panzas cebadas de ricos
refrigerios, con el culo queda impreso.
Y así os va, os creéis mierda y no llegáis ni a ser pedo.
Eso sí, el ambiente se hace
insalubre, irrespirable, tremendamente infecto y somos nosotros quienes aguantamos el aroma insufrible de vuestros malditos cuerpos.
*Derechos reservados*
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