miércoles, 23 de mayo de 2012

VUELVE LA IRREVERENTE...





Abrasa la espesura en las tripas con la maestría de mil tóxicos. Traéis el ácido a mi paladar, la sangre se hace más densa; no tengo salida.
En esa vía muerta  sobre unos raíles cargados de herrumbre, carente de todo aquello que me hace correcta, renace el animal que me habita; la esencia primigenia de mi identidad.
Sin trabas, sin velos, sin barreras…me convierto en lo que más teméis.
Soy roya en el verde de vuestras colinas y, el verbo malsonante de los ecos. No atiendo a justicias de pago barato, ni a injusticias solapadas en justicias de grandes arcas henchidas.
Pienso a libre albedrío y como con los dedos el alimento de la tierra, no me tapo con manteles los muslos sobados ni bebo en talla fina el vino agrio de la descendencia; aquellas que de grana y oro dejaron las mesas puestas…para que llegarais  vosotros, bastardos insurrectos sin credo, apostados en unas obsoletas y absurdas creencias de pancartas carroñeras; de pan con pan sin nutrientes  y, a falta de bocado grato devoraseis   con entusiasmo las despensas, que no eran vuestras, sino compartidas.
No intentéis manipularme con esos dones de resabiado, haciéndome creer que es rosa el negro papel que habéis  manchado. No me valen los argumentos cuando de pésimas demostraciones tengo un muestrario lleno y en mi cartilla cada trimestre se acuña un sello. Sois meros alegatos sin ningún hecho, porque lo que no se hace de corazón, sin importar los egos y las panzas cebadas de ricos refrigerios,  con el culo queda impreso. Y así  os va, os  creéis mierda y no llegáis ni a  ser pedo.
Eso sí, el ambiente se hace insalubre, irrespirable, tremendamente infecto y somos nosotros quienes aguantamos el aroma insufrible de vuestros malditos cuerpos.


 *Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

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