Me inquieta tu presencia, que son
amores.
Destilados dulces de emotiva
placidez, que van calando suavemente en los contornos claroscuros de mi razón.
Preso el corazón, el debate está servido; me quedo prendida en tus ojos, en esos
efímeros segundos que atraviesan mi corteza y entran directos al alma, sin
pudor, sin barreras, sin nada que los detenga.
Sé que te has dado cuenta…
Más, el criterio entona una canción que habla de confusión, de
madreperlas y dolor. De aquella sirena enamorada de un marinero que nunca la
vio y, dejó que la sal cubriera su cuerpo para que el sol se reflejara en su
rostro cuando él llegase a la playa con su barca de cartón.
Es entonces cuando aparto la
mirada, con esa sensación de vergüenza por creer a mi inocencia vivir presta de
tu amor. Me convierto sin quererlo en una pequeña gota de agua, inestable,
diáfana…sin sabor.
Aunque… antes de que se evapore y
se pierda en un suspiro, levanto de nuevo la cara, para cubrir la necesidad de
volver a perderme en la magia de tu cara.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
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