Tus sueños te pertenecen; son como tus hijos. Tienen que estar contigo; se hacen fuertes con tu fuerza y se debilitan con tu debilidad. No puedes dejarlos a libre albedrío y menos al del viento, que sopla cuando quiere. ¿Lo entiendes, verdad?
El penúltimo sueño (Ángela Becerra)
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