Hoy me voy.
Me quedarán unos cuantos regueros
de tinta que me hablen de ti, la mirada atrapada en un sueño, la sencillez de
un color, una canción que suena a tiempo y cien mil historias fraguadas en la
imaginación.
No te diré adiós, ni volveré la
cabeza cuando mis pasos se pierdan en la senda, no te haré llorar una despedida que está encerrada en una sin
razón.
Parto al fin.
Con las maletas vacías y los
bolsillos huecos, apostando siempre por vivir. No hago trueques con el futuro y
si pierdo esta partida con el sino que me otorgo mi camino, no regresaré… no.
Los ojos seguirán dormidos y, las
voluntades en una extraña paz, con tres
partes de equidad y una de campos verdes donde poner sanar con un mínimo de
seguridad.
Tampoco pediré permiso para
desdoblar la carta que un día escribiste donde me llamabas soledad y hacer con
ella un cometa que sea capaz de guiar la única
verdad.
Hoy, se despliegan las alas que
no pesan y siento el viento mecerme una vez más, me dejo acunar por su santa
pericia, en los cantos que llegan frescos desde la inmensidad…no respondo por
mi nombre, ya no, solo atiendo a la
sensación de libertad.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
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