Hay cosas que son curiosas, por lo menos para mí.
No hace mucho reparé en el anuncio de un perfume. Francamente es un anuncio que desde ese día, me deja mirando al infinito y pensando… ¡será prosaico, ridículo y hortera..!
El modelo (guapo chico, con él no me meto, hace su trabajo, o sea lo que le mandan) está para dejar a la tomatina de Buñol a la altura del barro. La coreografía es para darle con el bombo al lumbreras que la ha creado, pero es más…el nombre del perfume que anuncian, es, es…no sé como definirlo.
Eso sí…pertenece a Jean Paul Gaultier, por lo tanto, es para la infinita humanidad, glamoroso y costoso. Y eso es una combinación apetitosa.
Dicen, y estoy de acuerdo, que para gusto los colores. Pues bien. Hoy he ido a una perfumería a comprar un gel y un champú, de los normalitos. Estando yo haciendo mi elección, dos señoras en la sección “alta gama” discutían cual había llegado primero para adquirir el último perfume, de éste imaginativo diseñador francés.
La dependienta, pobre chica, mediando entre las dos con una sonrisa fingida, les comunicaba hasta la saciedad que en breve recibiría más producto. Que éste en concreto, había tenido una acogida formidable y las existencias estaban agotadas.
Las señoras: oídos sordos. Cuando algo se mete entre ceja y ceja…mala solución.
Así que, recordando el anuncio y reconociendo el nombre de la “Eau de toilette”, me he acercado como el que no quiere la cosa, hasta la estantería donde reposaba, manoseado y mustio, el probador. He tomado una tira olfativa de un recipiente, la he rociado con las últimas gotas que quedaban en el frasco y he abanicado la tirita por delante de mi nariz, al modo más Luís XIV que se me ha ocurrido. Solo me faltaba el pelucón empolvado.
Kokorico...el perfume del hombre gallo actual que pone patas arriba las esencias clásicas varoniles, fanfarrona y atrevidamente elegante, según reza el anuncio del póster, es una mezcla traída de Marte, porque en el planeta tierra no se encuentra (de ahí patas arriba a las clásicas esencias) Sin embargo a mi me ha recordado mis años de instituto y a Abelardo, mi compañero de pupitre. Me mareaba todas las mañanas hasta casi rozar las nauseas. O sea, que tan exclusivo perfume que cuesta un riñón y que va a impregnar las pieles de una mayoría de “Joses” y de padres, es un combinado de pachuli y vetiver, con habas de cacao… ¿habas de cacao?
Espero francamente que a todos estos hombres, qué el día 19, van a recibir al gallo en un frasco negro precioso con elegantes letras rojas, no les salgan plumas, seria un desperdicio. Eso sí, si notáis que os vienen unas ganas irrefrenables de salir por bulerias con cara de bobos: ¡quietos!, no mováis ni un músculo…que las esencias de tan magnánimos artistas llegadas de los confines de una remota galaxia, son para que los poros se alimenten de ellas, joe…un poco de por favor.
Rocío Pérez Crespo.
Jejejejeje que mala amiga. Avisa coño, que ya lo tengo comprao jejejeje
ResponderEliminarmuy entretenido y realista,
ResponderEliminarsaludos
Jajjajajajaaj, pues lo dicho hace unos segundos por telef..si le salen plumas reclamaaaaaaaaaa, pero sobre todo no permitas que salga por aires flamencos, eso sería como poco imperdonable. Jajajjajaja...ainssss, ¡las inercias! que malas son, joe. Un beso, nos vemos mañana, si Dios quiere.
ResponderEliminarGracias Omar por tu comentario...un beso.
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