No soy un espejismo, ni tan
siquiera ese puñado de arena que cae en segundos aniquilando el tiempo. Tampoco
me visto de ecos mundanos…no soy valle, ni río. En mis faldas no crecen lavandas ni romeros.
No indagues perfección en mi ser,
no hallarás más que humanidad y mil defectos.
No pretendo quedarme nada, ni el
beso, ni la caricia, ni el deseo. Cuando me son otorgados los acojo como
prestamos, es la manera más sana para poder devolverlos.
No me busques en supuestos, en
esas bifurcaciones, pierdo el rumbo. En su lugar, dame agua clara para saciar
la sed que ahoga mi garganta y, calmar la impronta de tanta tierra abonada con
palabras sin importancia.
Alborótame el pelo, mezcla tus
dedos entre mis rizos. Enséñame como se pasea por las nubes, señálame la
estrella más pequeña, la nueva menos luminosa, márcame la historia de estos dos
corazones que sin ser, son; que sin estar, permanecen. Pero hazlo con vocablos
sinceros, de esos que cuestan pronunciar por ser vulnerable a quedar expuesto
y, yo en mi infinita imperfección, alcanzaré el sol para adornar con sus rayos
tu conocimiento.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
cuando los deseos se convierten en una oda amorosa,
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Gracias Omar...besos.
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