Virtudes envueltas en falsas modestias,
donde se halla la humildad de puertas afuera.
Ánimas elevadas a unas eternas conciencias
en estados superiores
donde lo impuesto se venera
Por dentro la rabia brama con total dominio, hiere como clavo.
El dolor por reflejar ante el espejo los rostros inherentes
trueca al libre poseedor de su potencia, en un mero esclavo,
de tener que ponerse el vestido alevoso para marcar simientes…
Con esas se desprende de la realidad de su interior…su
humanidad,
sacando la sonrisa serena para aparentar una absoluta
conciliación.
Un tornasolado en cualquier charco donde mirar y aprobar su
docilidad
dando la imagen al mundo de un abstracto poder de comprensión…
No hay libelo en sus muros, ni aquilón que los despeine…
son ornatos prepotentes que se nutren de las cadencias de la
gente.
Juran no vindicar agravios con espadas, solo amor ferviente
pero atesoran un
guante cárdeno que cuando acaricia…miente.
Hállalos en cualquier rincón, agazapados en sus guaridas
que te otearan con
los fanales muy abiertos y las pupilas encendidas…
solícitos a tu presencia, las manos extendidas.
picotean tu inocencia, violando tu sinceridad con quejas
escondidas.
¡Ay… que vida ésta Dios mío, más jodidamente jodida!
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
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