A ratos me apeo de este mundo y
en la distancia, soy capaz de comprender
que mi vida es una línea recta, sin profundidad ni relieve.
Que las palabras son meras
palabras que se pierden en el aire sin que nadie las recoja…son como gotas
que caen para formar un chaco que
evapora. Al final solo queda una mancha, sucia, embarrada, con unas cuantas
hojas ahogadas.
Se apaga la paleta y asoma el
marengo, tan mustio, tan apagado, que se confunde con la inmensidad de un cielo
a punto de reventar.
No queda vida, nada late, todo
está suspendido en una nube de humo, siniestra, enorme…donde las telarañas
forran los sentimientos y dejan la calavera sesgada por dentro.
Silencio.
Nada llega, ni un burdo lamento.
Sin tierra donde posar mis pies,
me escurro y me unifico a la lluvia del atardecer y, es entonces, cuando miro a
mí alrededor y hago hendidura en los sentidos que mojan mi piel, para hallar un aroma, un recuerdo… que hace que vuelva a
creer que todo es posible.
Que tú eres posible…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
pinceladas nostálgicas, muy buenas
ResponderEliminarsaludos
Mil gracias Omar...besos.
ResponderEliminarEspérame es un excelente escrito, vibrante, sensible, profundo, tan real como la propia vida. Es que no puedo menos que felicitarte y hacerlo con la alegría que me causas sentirte escribir así.Un abrazo inmenso de MARCELINO
ResponderEliminarMil gracias Marcelino, por tu visita y tus palabras, francamente, ayudan...besos.
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