domingo, 17 de junio de 2012

LA GUERRA DE LOS MUNDOS...




Fueron tus ojos oscuros el camino de mis pasos.
Hoy lloro sin llorar licuando los recuerdos, abriendo cajas de un pasado, sosteniendo entre mis manos tu rostro. Siempre niño, siempre eterno…
Te miro y sonrío con la distancia infinita que nos separa, mientras una luz rabiosa  parte el alba y ahoga el sentimiento enterrando el tiempo, dejando una estela llana entre tu corazón y mi pecho.
Ya no canto como antaño y mi piel se ha tornado blanda; las arrugas, el cansancio, la mitad de mi vida labrada.
La comprensión entró a hurtadillas  convenciendo al alma y aquellas  lágrimas vivas que bañaron mi cara, trocaron a penas muertas para cubrir mi espalda. Más tu pelo sigue siendo algodón entre mis dedos y tu risa… la santa melodía de mis mañanas.


Dedicado a Juan Alberto Crespo.

Esta prosa la escribí hace mucho tiempo, nadie la ha leído nunca, no sé por qué...


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

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