Sin avisos ni pretensiones.
Omites reconocerme en algún lugar de tus momentos hasta convertirme en una
densa niebla por donde no tiene paso el rayo de sol. Callas mi nombre disfrazándolo
de viejas costumbres, de tiempos rancios, de rincones llenos de humedad por
donde se filtra un juego de palabras
cargado de ansiedad.
Te escucho aunque tu boca sea
muda y, a veces, reconozco la sublime sencillez de la espesura reflejada en los
contornos de la complejidad.
Me apartas de tu lado con una
indiferencia que araña, rasga, abre las carnes, dejando un corazón al aire y
mil preguntas dispuestas…
No he pedido minutos en un reloj,
ni día en el calendario, ni he restado un ápice de tu versatilidad; solamente necesito el genuino aroma de tu
verdad para ser yo quien pueda pronunciar tu nombre.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
Me llega profundo tu prosa amiga. Siempre me admiro con tus letras... Un abrazo, Paty
ResponderEliminarMuchas gracias Patyca...un millón de besos.
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