Dónde quedaron las ilusiones de esas dos almas limpias,
en qué campos cayó granizo perforando lo genuino.
Qué hielos obligaron a reducir a polvo todas las lumbres,
dónde quedó la fecunda simiente de los abrigos perpetuos.
En mi interior queda una llama, con la nimia fuerza
de una lucerna, apenas da para leer mis pensamientos
y, en la opacidad del sentimiento me voy defendiendo,
estructurando mi vida
con oníricos momentos.
Te echo de menos, amor, cuánto te echo de menos…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
la figura de esa nimia lucecita que permite leer los pensamientos, es genial
ResponderEliminarfelicitaciones, saludos
Que dificil es cuando a veces al amor se va y mas cuando has pasado gran pedazo de tu vida, el camino sigue ahi pero se oscurece, pero despertando el resto de los sentidos se puede caminar como un ciego.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias Omar por tu siempre presencia. Besos.
ResponderEliminarMil gracias "Abriendo caminos" por tu comentario y tu presencia en este blog...besos.
ResponderEliminarA oscuras desde unas letras que recitan poesía y encienden de luz.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias Carla...un beso.
ResponderEliminar