Rocosas son las entradas de la
verdades profundas, oquedades que se difuminan ante unos ojos de mentiras que
se clavan en los abismos, dejando blancas las pupilas. Siniestras manos que
agarran, que apresan con saña, sombras que se proyectan en las ventanas de la
conciencia, creando mundos de miedo, de férrea destreza, pariendo desconfianzas,
engendros de dudas vanas. Fantasmas que muelen los sesos dejando espesas babas…trozo
de mil recuerdos que nada apañan y, ante ellos solo yo y mis circunstancias.
Gravito entre arcos de
apariencias, entre humos que se diluyen con cualquier aire sereno que
llega, borrando toda presencia. No soy
huella ni guía…ni tengo aval para ser verbo cierto de mi propia energía.
Solo tengo una razón que habita
por estas venas donde fluye la esencia de toda una vida, una caja de estorbos,
dos postales y una puerta abierta para que pases. Para que tomes
asiento en lo más cómodo que halles y desde allí comprobar que en todo mi
camino, nunca le hice daño a nadie.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
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