Volveré a tener la tibia paz de
las primaveras en los presentes dormidos, esos que brotan día a día en su monótono latido. Diamelas y
rosas frescas derretirán la nieve que me alberga. El hielo fundirá su
contundencia con el rocío de su última esencia. Y cada gota vertida, de cada
mañana serena, será el renacimiento de
esa nueva era. Todo llega…
Los opacos cambiaran sus tonos,
los brillos nacerán inquietos y, yo estaré esperando para vestir mi corazón
mundano con la magia y la ternura que tanto desea.
No soy mitad de nadie, yo soy,
entera.
Otra ilusión ha fallecido…otra
lágrima se ha derramado por los canales de las costuras zurcidas de mis
sábanas, pero no importa –me digo- la paciencia es una ciencia exacta, que
apacigua las ganas y regala esperanza.
Tengo mucho que aprender de ésta
vida que todo altera y, las huellas del
camino tengo que tomarlas como pistas de una historia clara que me afecta y no,
como las pisadas enigmáticas y negras de
un pretérito que no alcanza…lo lograré.
Soy pasado y presente, una imagen
con reflejo, una cana naciente…una luz que revienta dentro de mis sesos….una
mirada, un ángel, un demonio, una quimera y mil declinaciones de un mismo
verbo. Soy eterna y finita…vivo en ti y muero en cada ocaso con la tenue luz de
la luna…me cobijo en ella y guardo en cada punta de estrella un trocito de mi
propia ausencia.
Te he buscado, no te he
encontrado…espérame, volveré a tener la tibia paz de las primaveras.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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