Somos tan individualistas que los
sentimientos se tornan carencias. Tenemos tanto miedo, que guardamos el corazón
en una caja metálica y nos tragamos la llave. Los ojos no miran un global, solo
pequeñas facetas del hombre.
Nos hablan de optimismo, de
posibles, de verdades, y lo desterramos, no puede ser para
nosotros. Eso sólo ocurre en las películas de algún loco.
Pero resulta que la vida es verde
por más que la bañemos en azules, y allá donde haya un valiente hará posible que
unos ojos expresen esa alegría acumulada, esos vómitos de dulzura, esa claridad
de alma.
Hay un camino por andar, mil ríos
por cruzar y algún puente que crear…pero llegaremos.
Porque sólo atesoro un pasado y
un presente, unos matices comunes; levanto la guardia y te digo:
Dame la mano, no te sueltes y,
aunque veas millones de fantasmas, óbvialos, sólo son ilusiones efervescentes. Puedes, puedo…se
puede.
Quitemos la coraza que nos hace
pasear por este orbe con dolor y pesadumbre, con cien sueños opacos y quince
talones aplastados: miremos al frente. Expongamos lo que duele, lo que
minimiza, lo que nos hace débiles.
Abramos los ojos, levantemos la
frente…dejemos los plañidos para la muerte.
Contemplemos a las estrellas y consolidemos el lenguaje
más arcaico. Uno que no tiene palabras y lo entiende toda la gente: Ternura.
Porque todos necesitamos un
respiro, un presente y tener el interior tranquilo, porque todos necesitamos
amor…yo te propongo vida, respirar contigo.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
No hay comentarios:
Publicar un comentario