Hoy te miro compañero, cuando tus aspas se han tornado viejas y esta cabeza somnolienta, agradece el sol de media tarde.
Esos campos dorados de infinitos anaranjados, se comieron con sus encantos la juventud de mis manos y la blancura de tu piedra. Ahora ajados los dos y demolidos. Tu tan cansado y yo medio muerto, me siento a tu vera y te miro como lo que has sido, la sutil presencia de todos mis años.
Cuatro estaciones completas, vientos, soles, lluvias…proezas. Piel agrietada, una molienda perfecta.
Viniendo del sur la brisa y del norte el callado pensamiento, somos viejas glorias venidas a menos.
Ayer envidia de trigos y centenos, abrazados a estas yemas desgastadas y a tu vientre con solera, producíamos la mejor harina para dar de comer a la aldea.
Ya no quedan momentos de labriego y esperanzas, cuando los cantos se redondean y las luces se apagan, cuando la noche no brilla y los ojos se quedan abiertos por miedo a la muerte, recorro mi vida apostado a tu lado y siento que de alguna manera, la hemos malgastado.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*Esos campos dorados de infinitos anaranjados, se comieron con sus encantos la juventud de mis manos y la blancura de tu piedra. Ahora ajados los dos y demolidos. Tu tan cansado y yo medio muerto, me siento a tu vera y te miro como lo que has sido, la sutil presencia de todos mis años.
Cuatro estaciones completas, vientos, soles, lluvias…proezas. Piel agrietada, una molienda perfecta.
Viniendo del sur la brisa y del norte el callado pensamiento, somos viejas glorias venidas a menos.
Ayer envidia de trigos y centenos, abrazados a estas yemas desgastadas y a tu vientre con solera, producíamos la mejor harina para dar de comer a la aldea.
Ya no quedan momentos de labriego y esperanzas, cuando los cantos se redondean y las luces se apagan, cuando la noche no brilla y los ojos se quedan abiertos por miedo a la muerte, recorro mi vida apostado a tu lado y siento que de alguna manera, la hemos malgastado.
*Rocío Pérez Crespo*
Un paralelismo, una vida ligada en su moraleja a otra inocua, inexistente en el latir, como van de la mano entendiendo en su final que lo mismo no ha merecido la pena vivirla de esa manera, queda un poso entre lamentado y vacío, cosa que nos suele pasar a los humanos, cuando su trayectoria la vemos al pasar del tiempo.
ResponderEliminarUnas palabras sencillas cargadas de una ternura y entendimiento especial, a los hombres, a la vida y los elementos, Magistral Rocío lo has bordado desde tu saber hacer.
Besos, José
Halaaaaaaaaaaaaaa, mi compi en letras. Que comentario más bonito me has dejado, que sepas que me ha encantado leerte en estas letras...besos.
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