- ¿Ves como choca el agua contra el acantilado?
- Si, lo veo
-
Pues tú, eres así.
-
¿Cómo?... ¿fuerte?
- Más que eso cariño, eres envite y recogimiento, y para
las dos cosas se necesita tener mucho acierto.
-
Pero yo quiero ser futbolista…
- Y serás todo aquello que te propongas si haces lo mismo
que las olas.
-
¿y que hacen las olas?
- Observa como golpean la roca, ¿ves?... es fuerza, es
poder y, fíjate en la roca…quieta, sabiendo entender, más, cuando está en calma el agua es como si
la besara y entonces ella se deja querer… es pura constancia entre el golpe y
el querer.
- ¿Entonces es como dice mi madre, que tengo que ser
constante para aprender?
-
Si, cielo mío… así es. Y podrás ser lo que quieras y
llegarás donde alcance tu fe, pero además debes entender que en la vida siempre
hay durezas y caricias derechas y reveses… es una mera cuestión de equilibrio,
como las dos cara de la moneda del indio que llevas en el bolsillo…por un lado
está su pluma, pero por el otro solo una montaña y sigue siendo una misma
moneda, pero mágica.
- Es mi moneda de la suerte… con ella seré igual que
Villa.
- Todo tenemos que creer en algo, o aferrarnos a
cualquier cosa para poder avanzar sin miedo y tu constancia es llevarla siempre
en el bolsillo para que te de esperanza… tu la moneda y yo, yo un helado de
vainilla con chocolate por encima.
- ¿Y eso te da suerte?
- Muchísima…
Con cara de sorpresa miró la moneda y,
giró la cabeza hacía el puesto de helados de la esquina.
- ¿Y tú crees que si me como un helado como los tuyos y
además conservo la moneda tendré más suerte todavía?
- Yo creo que si, porque el helado siempre hace sentir
bien a las personas… pero recuerda una cosa… sin ser ola, por más monedas y más
helados, no serás otra cosa que soñador cansando.
- Mi madre siempre dice que poder es querer… y yo
aprenderé a golpear bien.
-
Lo veo de maravilla, pero aprende también a saber
querer, porque si una cosa es importante la otra es imprescindible… y ten
siempre presente este acantilado y este atardecer…y ahora, ¿quieres sentirte
bien?
Sonrió con esa
cara tan guapa que tiene y avanzamos juntos hasta el puesto de la esquina,
pedimos helado de vainilla con chocolate por encima, a él por ser más guapo le
pusieron dos sombrillas… y así no fuimos marchando sintiendo el confort en
nuestras retinas y con el paladar dulce, empezamos a subir la colina…
*Rocío
Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
entretenido,
ResponderEliminarsaludos
De eso se trata, Omar...besos.
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