Entre el suelo y el cielo
encontré la dicha, los ojos más profundos, el alma más limpia. Me preguntaste
si te quería, te dije más que a mi vida.
El gris del cielo se transformó
en arco iris, cuando noté en tu cara el adormecido carmesí que te ruborizaba, y
mis manos te tocaron como se toca lo más sagrado, sintiendo latir en mi cuerpo
lo que se agitaba en tus adentros con
olor a hierbabuena, con esencias de
naranjas.
Te pregunté si me amabas con los
ojos muy abiertos y encogidita de miedo.
Entre la bruma y la palabra, el verbo se hizo escuchar en tus labios de plata,
y me sentí tan grandiosa como la luna que nos miraba. Aquella noche de ritmos y
de guitarras entre nubes del algodón y suelos de escarcha bailaron los cíngaros
hasta la madrugada.
Una cigarra cantó entre las ramas
y un cometa atravesó la noche estrellada, dando luz y siendo testigo cuando te entregué
mi alma, que pasó a tus dominios como
una rosa blanca.
Mi sangre es tu sangre, tus ojos
mi mirada, tus píes son mi camino…tu cuerpo mi cama.
Al tenerme enfrente pierdes la
dudas, yo cuando alcanzo tu pecho no me queda ninguna…bésame eternamente y no
digas nada, deja que lo sueños revienten en alboradas.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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