Silente noche mojada en lágrimas que como una
niña asustada suplicaba porque te quedaras.
Tu rostro impasible, cargado de dureza ante el mío roto en clemencias…palabras
que han quedado impresas en un corazón dolido, en una razón serena.
Me sentí pequeña y la angustia cubrió toda mi corteza… erizó mi alma y la
estrelló contra el alba que despuntaba radiante por mi ventana.
Y empecé a apreciar el dolor en mis venas, como las arcadas vomitaban y
vaciaban mis arterias. Se durmieron los sesos y reventaron las entrañas, me
licué por dentro hasta notar en un preciso efímero momento como se rompía en
dos un sentimiento…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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