Tengo impregnado el pecho de gotas cáusticas
Formando escaras rojas que supuran dolor
No hay sanación para tanto desorden
Ni la llama más viva consigue emanar calor
Venial fue mi fallo, jamás perdonado
Arrastró con ello el canto alegre del enamorado
Opugné con ahínco al
vestiglo enajenado
Con el axioma de mi llanto compensado
La etimología perdió batalla y, fue muriendo
Desangrándose cada noche entre amor y miedo.
Chocándose cada mañana entre vanos intentos
De encontrar el camino de regreso a su cuerpo…
Nada, es el vacío que siento sobre mi techo
Al leer de sus labios el desamor latiendo…
Y me quedo prendida de las alas del desprecio
De unos ojos que me otean como si fuese un perro…
Mi conciencia está limpia y, quizá por eso
Albergue tanto daño al escuchar sus reclamos inciertos.
Me ofreció un campo de rosas muertas
Y me culpó sin piedad de arrancar sus pétalos…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
profunda y excelente poesía!!
ResponderEliminarun saludo
Gracias Omar por tu amabilidad...besos.
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