EL AMOR ES UN SENTIMIENTO, NO UN INFARTO…4, 3, 2, 1…EMPEZAMOS.

Cuatro sabios están deliberando si amar y querer, teniendo igual significado y siendo diferente vocablo, se puede aplicar con la misma contundencia cuando un alma penetra en los mundos encantados.  Haciendo  sentir a los humanos voladores de noches de estrellas o delfines de azules mareas…llegando al veredicto, entre sus barbas, papiros y lucernas: que si dicen los antiguos que es lo mismo, no tienen nada que mover, dejando los pergaminos tal cual fueron escritos y, nadie lo puede poner en tela previa de juicio. Es como si al cuatro le restas  uno, por más que se empeñen, tres será su destino.

Tres poetas entre candiles, plumas y viejos tinteros,  defienden lo contrario…amar por amar y entrega no es lo mismo que querer lo que es necesario. Que siendo la misma raíz de un mismo árbol, el amor expresa un todo absoluto y sincero, mientras el querer sencillamente es más selectivo, menos intenso…Que lo sabios pueden decir lo que quieran,  dejar impresas para siempre esas curvadas letras para que todos las lean...que los versos versaran diferentes, dejando espacio suficiente para que todo aquel que ame sea en absoluta entrega. Es como si al tres le quitas uno…por más que se empeñen dos y sólo dos será el resultado concluido.

Dos enamorados se miran a los ojos. No entienden ni de letras, ni de versos, ni de papiros. No hay lucernas, ni candiles…sólo el reflejo de sus miradas y dos corazones unidos…el sentimiento mas fiero, el más profundo,  ese no tiene debate cuando dos almas se hallan en total equilibrio. Ya pueden decir sabios y poetas y todos lo magos del mundo…qué cuando una piel se funde con otra piel llevando el aroma de las dos impreso,  al restarle uno al dos dará como resultado un. Un mismo sentimiento, un mismo latido, un mismo amor y un mismo sentido…por lo tanto si empezamos desde el principio por más que nos empeñemos partiendo del  cuatro y restando uno. Uno ha quedado como total respuesta. Que los sentimientos son tales sin sufrir infartos cerebrales o sencillas apariencias desiguales…. ¿no pensáis lo mismo?

  *Rocío Pérez Crespo*

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